Al taekuondo se llega golpe a golpe

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

RAMON LEIRO

Compitieron más de 1.300 deportistas de ochenta clubes de todo el país, Portugal y Costa Rica

05 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Cidade de Pontevedra gana cada año más espectacularidad y empieza a acercarse a su tope de participantes, al menos si se sigue celebrando en Príncipe Felipe. Este año han instalado 12 pistas y en palabras de Miguel Cortegoso, del Mace Sport, es casi el límite porque «hay más participación de lo que podemos soportar porque además de cantidad queremos calidad». Y esa calidad se transforma, según Cortegoso, en que «hay gente que quiere venir a pegarse aquí». Pues por golpes que no sea. Con 21 ediciones a sus espaldas, el Cidade de Pontevedra ya tienen una mayoría de edad más que consolidada, pero si el calendario no es suficiente para demostrar sus galones, el número de participaciones sí lo certifican. Tanto el que había sobre las pistas como el que competía en el pabellón Príncipe Felipe este fin de semana. Se inscribieron hasta 1.300 taekuondistas de ochenta clubes de toda Galicia, además de contar con representantes nacionales, de Portugal y en esta edición, había uno de Costa Rica.

Está claro que al éxito en el taekuondo se llega golpe a golpe, siempre un contacto bien entendido y marcado por la deportividad. El sábado fue solo para el combate de todas las categorías. Con los petos electrónicos rojos o azules, las doce pistas del pabellón eran una lucha multicolor entre los deportistas. Como ya viene siendo habitual, el Mace Sport, el Suh Sport y el Mat´s de Marín, se llevaron la gloria por equipos. Mientras unos competían, el resto del equipo los animaban desde la grada, convirtiendo el pabellón en el mejor lugar de ocio para este fin de semana pasado por agua. Del combate se pasó a la exhibición, mucho más visual y atractiva para los padres que acompañaron a sus hijos y que desde la grada no quitaban ojo cada vez que alguno de los suyos rompía tablas en el aire.

Esa especie de castillos humanos son unos de los mayores atractivos de la competición, que además ayer eran puntuables para el Campeoanto de España. Su prestigio acercó a Pontevedra a las principales figuras gallegas haciendo torres de dos o hasta de tres chavales sosteniendo una tabla para que un compañero salte más de un metro y las rompa de un zarpazo. Cada vez que esto ocurría enmudecían un sector del público de Príncipe Felipe.