El abandono tras el cierre del convento de Santa Clara se nota ya en el exterior

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

Tanto la orden religiosa como el Concello afirman que no hay novedad sobre el uso

04 nov 2018 . Actualizado a las 09:34 h.

Trece meses después del cierre del convento de Santa Clara, en Pontevedra, que conllevó también el adiós a las misas en su iglesia, el abandono se empieza a sentir ya en el exterior del edificio del siglo XIII. Algo que asumen con resignación los vecinos del barrio y que sorprende a algunos turistas que, mapa en mano, recalan delante de este monumento de la ciudad. La falta de cuidados hace que la entrada al templo y la zona de la puerta que daba acceso al torno de las monjas de clausura semeje una especie de alfombra verde natural.

«Da una mala imagen, además de que cualquier persona puede resbalar. Ahora se usan para sacar a los perros», señala una residente. Esas zonas que apenas sufren ya pisadas humanas y en las que están creciendo las hierbas no son exactamente de la vía pública, aunque están pegadas a la acera. La madre abadesa de las Clarisas, sor Consuelo, que atendió desde Santiago la llamada de La Voz, cree que debería ser el Ayuntamiento el que se encargara de la limpieza.

«No se lo puedo asegurar, pero yo creo que debería ser competencia del Ayuntamiento. Aunque es cierto que en dos o tres ocasiones lo hemos hecho nosotros», señaló la religiosa. La pregunta lleva a otra inevitable. ¿Hay alguna novedad sobre el futuro del convento de Santa Clara? La madre abadesa, que es todo amabilidad aunque confiesa que no le gusta la prensa, despacha el asunto con una frase: «Novedad, ninguna. Sigue cerrado, no le puedo dar noticias». Si la religiosa no miente, las gestiones iniciadas tras el cierre del convento el 25 de septiembre del 2017 por falta de vocaciones y de monjas de clausura no se han concretado. O si ha habido avances, se guarda silencio. Hace unos meses trascendió que había varias propuestas de dos entidades religiosas que estarían dispuestas a retomar la actividad religiosa y de otra entidad que reformaría parte de las instalaciones para darle usos diferentes al religioso.

A esos tres planteamientos se suma el del Concello de Pontevedra, donde hay interés por abrir la huerta del convento a la ciudad. Fuentes municipales afirmaron que no hay novedades. Precisamente, el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores (BNG), y el concejal de Patrimonio, Vicente García Legísima, se habían reunido el pasado 8 de diciembre en Santiago con la madre abadesa de la orden. La postura del gobierno local es incorporar parte de los 12.500 metros cuadrados que ocupa el cenobio en el centro de la ciudad como espacio público, además de contribuir a conservar el patrimonio histórico, arquitectónico y natural existente.

La conservación de ese patrimonio es una de las mayores preocupaciones de los vecinos del barrio. «Si por fuera ya está así, imagínate por dentro», dicen. La Diputación desveló en el 2015 que llevaba dos años negociando la compra del convento para evitar su ruina. El Concello descarta la adquisición y solo piensa en dar un uso público al jardín.