El civismo al volante pone en jaque a la grúa

Lars Christian Casares Berg
christian casares PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

MÓNICA FERREIRÓS

Las multas y retiradas caen sin cesar desde hace seis años y la concesión ya no es rentable

14 oct 2018 . Actualizado a las 09:21 h.

La noticia dio la vuelta el mundo en el año 2013. Suecia decidió cerrar entonces cuatro de sus cárceles por falta de presos. Medio planeta asistió atónito. ¿Qué estaba pasando? Simplemente no había delincuentes para llenarlas. La criminalidad bajaba por el éxito de un modelo social que no basaba la disuasión del delito en penas altas, sino en atajarlo vía educación y reinserción.

Pues ahora, el depósito de la grúa de Pontevedra, esa cárcel a la que van detenidos los coches de los infractores, va camino de la misma suerte. Si bien no se cerrará, las cifras de vehículos retirados desde luego no alientan ni siquiera una ampliación, por pequeña que sea. El civismo de los conductores en la ciudad, sumado a un modelo urbano que dificulta la infracción al volante, ha hecho que la concesión de la grúa acabe por no ser rentable. A la empresa no le salen las cuentas y esta semana ha reclamado al Concello de Pontevedra ciento cincuenta mil euros para que sea viable ante el continuado descenso de vehículos retirados de las calles por aparcar mal o cometer alguna infracción que acarree el enganche.

Las cifras hablan a las claras. Desde el año 2011 se ha reducido un 40 % el número de coches retirados. Y eso que los métodos tecnológicos implementados en los últimos tiempos en teoría facilitarían el trabajo a la grúa. Una nueva aplicación informática permite, entre otras cosas, mediante comunicación vía Internet, la verificación de la infracción por parte de un agente de la Policía Local sin la necesidad de la presencia del mismo junto a la grúa. Es decir, la grúa ya no tiene que ir acompañada de un agente en todo momento para poder sancionar y retirar el coche en cuestión.

La retirada se agiliza, pero las cifras no hacen más que descender. En el último ejercicio contabilizado, el del 2017, se bajó por primera vez de los tres mil coches víctimas del gancho de la grúa. La caída es sostenida desde el 2011. Entonces salieron rumbo al depósito 4.859 coches, al año siguiente fueron ya 4.613; luego 3.950 en el año 2013; 3.766 en el 2014; 3.418 en el 2015; 3.047 en el 2016 y finalmente 2.907 el año pasado. Y a juzgar por la reclamación de la empresa de la grúa ahora al Concello, las cifras del 2018 van en la misma dirección.

Una treintena de calles concentran las multas y la actividad de la grúa. Pero esta es prácticamente testimonial. No hay grandes nichos donde la grúa haga su agosto, mes, por cierto, en el que se retiran más coches.

Pero volviendo a las cifras por calles, casi todas las calles donde hay más actividad de cepos y ganchos apenas suponen individualmente porcentajes superiores al tres por ciento. Es la consecuencia de una actitud que se ha ido generalizando por parte de los conductores en la ciudad: cumplir las normas. La grúa prácticamente ciñe ya su actividad principal a la retirada de coches en zonas de carga y descarga, donde se concentran el grueso de los enganches.

Estadísticamente hay cinco calles donde es más posible que el coche acabe en el depósito municipal, atendiendo al porcentaje de denuncias de la Policía Local que acaban en retirada, ya que no todas las multas acaban con el coche en el depósito. Pero lo dicho, no conviene jugársela en las calle Rafael Areses, allí seis de cada diez coches multados se los acaba llevando la grúa. Tampoco vale la pena arriesgar en Barcelos o Fernández Ladreda, con porcentajes por encima del 40 %. Uruguay y Eduardo Pondal completan el top del riesgo.

Con todo, los conductores parecen jugársela cada vez menos. Ni desde la perspectiva de los datos tomando los días de la semana o los meses del año se ven grandes variaciones. El civismo al volante parece haber llegado para quedarse y, quién sabe, quizás algún día el concejal responsable o el alcalde acaben emulando al gobierno sueco y anuncien el cierre del depósito de la grúa por falta de infractores.