Además, asumirá la responsabilidad civil sobre el puente y se compromete a no instalar sobre él ningún tipo de elemento que pueda provocar daños en el mismo.
Ahora queda por diseñar el sendero que partirá del puente en cada una de las dos orillas. En la del lado de la ciudad, es decir, hacia Monte Porreiro, la solución es más sencilla a priori. Podría tener una conexión con el mirador de Monte Porreiro o incluso dar acceso a la playa fluvial, a solo unos metros. Sin embargo, en el lado de Lérez, la diferencia de cota complica más la solución, toda vez que el puente daba acceso allí a un túnel, por el que discurría el ferrocarril.