Así funciona la gran factoría de conciliación de Pontevedra

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

María Hermida

La ludoteca pública, que por primera vez arrancó en junio, ya llena de risas y de historias de piratas el CEIP de Campolongo

28 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque se supone que nos asusta lo vieja que se está haciendo España y sobre todo Galicia, y que hay que apoyar la natalidad, en esta tierra la conciliación nos sigue provocando escalofríos. Que levante la mano la madre o el padre al que no le entren sudores fríos cuando piensa en cómo cuidar a los niños todo el verano. En Pontevedra las cosas no están fáciles, como en ninguna parte. Pero al menos aquí no hay que pelearse por una plaza de ludoteca pública, como sucede en otros concellos y ciudades. La Fanpa, estirando como un chicle el dinero que le da el Concello y cobrando una aportación a las familias, organiza el Ludoverán y habilita las plazas que hagan falta. Este año pasa de las dos mil y la actividad arrancó antes que nunca, en junio, en esta última semana en la que ya no hay clase y muchos padres trabajan. No hay nada mejor que acudir hasta el Ludoverán para comprobar que, aunque el programa es una herramienta de conciliación, es también una enorme oportunidad de diversión para los rapaces.

En junio, toda la actividad del Ludoverán se centra en el colegio de Campolongo -en julio y agosto se reparte en varios centros-. Allí, ayer a media mañana, podía tomarse la temperatura al Ludoverán. Empezamos por los más pequeños. Sobre las 12.00, estaban a cubierto. Era fácil deducir que la cosa, de momento, va del mar, los piratas y los marineros. Unos niños confeccionaban barquitos de papel rojos. Leo, rápidamente, enseñaba el suyo: «Hazle una foto que es muy bonito», insistía. Y tenía razón. En otro rincón, sentados en la misma mesa, más niños celebraban el cumpleaños de Salma. Ella contaba, con mucho secretismo, que en realidad no estaba de aniversario, que era solo de mentirijilla. A estos rapaces le tocaba disfrutar del tramo de juego libre y, como ven, imaginación no les faltaba. Para agradar a Salma en su supuesto cumpleaños, hacían tartas, guirnaldas y le cantaban canciones. Casi nada.

Tesoros o bocatas de chorizo

Ya en el exterior, algunos niños jugaban con la pelota. Un monitor, de parche en el ojo y pañoleta pirata, les contaba historias de quienes surcan los mares en busca de tesoros. Le escuchaban. y respondían con acierto a lo que les preguntaba. Pero de cuando vez también se reían de lo lindo: «Los tesoros de los piratas son bocatas de chorizo», gritaba un pequeño, provocando la risa generalizada del resto. No había aburrimiento ni nada parecido.

¿Y los de primaria? Ellos jugaban ayer a un Coloca 4 bien especial, en el que había que pasar por una carrera de obstáculos, gimnasia pura. Dos chavales reflexionaban sobre si preferirían estar en casa o acudir al Ludoverán. Uno lo dudaba e incluso apuntaba a que jugar a la consola en su sofá no le disgustaría nada. El otro le miraba incrédulo y le espetaba: «¿Cómo que no quieres venir? Yo me lo paso genial pero porque estás tú también aquí». La cosa acababa en abrazo. Y risas. Muchas risas.