La aldea de O Castrado, en la parroquia de Cerponzóns (Pontevedra), perdía este domingo a uno de sus vecinos, Eduardo Casas Casalderrey, a los 86 años. Desde su casa, este jubilado y Camila, su mujer, pasaban los días viendo caminar a los muchos peregrinos que cubren la ruta portuguesa a Santiago. Como dos embajadores enxebres, él ofrecía a los caminantes bastones hechos a mano y ella, conchas de vieira. Pero también agua de su pozo o auxilio para las ampollas de los pies. Eduardo, nacido en Campañó y carpintero de profesión, estuvo emigrado unos años en Alemania. La talla en madera de figuras fue para él mucho más que un entretenimiento en los últimos años. El funeral y el entierro será esta tarde, a las 19 horas, en San Vicente de Cerponzóns.