Pontevedra degusta la noche más mágica de todo el año

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

Las sardinadas fueron un anticipo del tradicional prendido de las hogueras de San Xoán

24 jun 2018 . Actualizado a las 08:39 h.

Lo de que «por San Xoán a sardiña pinga no pan» se cumple a rajatabla. Ya puede este manjar alcanzar precios históricos, que no hay hoguera que se precie que no tenga como anticipo una sardinada en toda regla. Ocurrió, por poner un par de ejemplos, en la cacharela que organizan los vecinos de Eduardo Pondal, en la ciudad del Lérez, o en A Reiboa, en Poio, cuya fogata se esperaba que con el entorno de las fiestas patronales de este municipio volviera a reunir a miles de personas venidas de toda la comarca.

No cabe duda de que, pese a que el churrasco y el chorizo criollo parece que siguen ganando terreno, la sardina es la reina de la gastronomía de San Xoán. Y si se acompaña de un pan de millo, pues tanto mejor.

De cualquier modo, las sardinadas no son el único prolegómeno que se mantiene vivo en una jornada como la de ayer. Y es que, desde tiempos inmemoriales, son decenas los vecinos de la comarca que, al caer la tarde de la víspera del 24 de junio, se echan al monte a buscar las hierbas de San Xoán con las que elaborar el agua con la que purificarse. Es una tradición que ha pasado de abuelos a nietos con la esperanza de que después estos se las transmitan a sus hijos.

Si bien lo habitual es juntarse un grupo de amigos para tratar de localizar las siete hierbas -y si es posible, el agua de idéntico número de fuentes o manantiales-, tanto en Pontevedra como en Poio, así como en otros municipios, organizan salidas en grupo. En el caso de la capital, fue Vaipolorío el colectivo que, de la mano del profesor Amancio Castro, organizó una actividad encaminada a elaborar el denominado cacho con hierbas que se pueden encontrar en el entorno del río Gafos, mientras que en Poio fueron los integrantes de la asociación Ronsel las que la pusieron en práctica.

De este modo, y tras dejar las hierbas toda la noche en el agua al aire libre, uno solo tiene que limpiarse con ella para sentir cómo la magia empieza a actuar.