El proyecto consensuado por la Xunta de Galicia y el Concello resuelve la conectividad entre estaciones y plantea una actuación más acorde al «modelo de cidade»
24 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Sen tempo non foi», pero, finalmente, con treinta años de retraso, la ciudad de Pontevedra contará con la solución intermodal que permitirá conjuntar las estaciones de tren y de autobús, para una sustancial mejora de la conectividad en materia de transporte público. Por cierto: esa especie de listón cronológico de las tres décadas empieza a resultar recurrente como tiempo mínimo de espera con los grandes proyectos pendientes para esta ciudad. Ocurre con las obras de la circunvalación viaria, reclamada desde los noventa y que se acomete -muy lentamente- desde el 2016. Y ¡qué decir de la solución a la demanda de un gran hospital que tras pasar por eternos debates y diversas formulaciones, empezará a ejecutarse, como “Gran Montecelo”, a partir del año que viene!
En la tardanza acumulada en el caso particular que hoy me ocupa, pienso que hubo cierta relajación del Ayuntamiento de Pontevedra, que tuvo ladeada esta reivindicación frente a la insistencia de otras grandes urbes de la comunidad. A pesar de que sus respectivas instalaciones se encuentran separadas entre sí por kilómetros (piensen en Vigo), mientras en Pontevedra hablamos de apenas 200 metros entre una y otra. Y como consecuencia se establece una diferencia abismal: mientras en otras ciudades gallegas hay que hablar de muchos millones de euros, en Pontevedra la conectividad entre ambas estaciones se va a resolver con poco más de 5 millones.
La oportunidad de Vialia
Conviene recordar que desde que se está hablando de una solución intermodal, se han conocido diversas propuestas. Han tenido que transcurrir prácticamente esas tres décadas citadas para que fueran adelgazando tanto las magnitudes de los diseños como los presupuestos estimados.
Los primeros esbozos se producen con José Cuíña Crespo al frente la Consellería de Política Territorial (1990-2003). Durante ese período fue el último gobierno municipal del PP, con Juan Luis Pedrosa como alcalde, quien aprobó en octubre de 1995 la modificación urbanística necesaria del entonces -y ahora vigente- PGOU, para desarrollar un proyecto de centro intermodal de transportes, equipamientos comunitarios y avenida Eduardo Pondal. Aquella actuación posibilitó la construcción del centro
comercial Vialia (abierto en el año 2000) y la promoción de los edificios de la llamada Ciudad de la Piedra. Pero el centro intermodal de transportes, nunca llegó.
La idea de una megaestación intermodal de bus y tren fue lanzada por Telmo Martín en el 2007 cuando intentó alcanzar la alcaldía de Pontevedra, a través de un ambicioso programa bajo el título A nova Pontevedra con el que quedó a un concejal de la mayoría absoluta.
Promesas olvidadas
Telmo Martín proponía volver a construir las estaciones de tren y autobuses, ya conectadas entre sí, soterrándolas bajo el solar que actualmente ocupan. Semejante obra se pretendía sufragar con una parte de las plusvalías que se suponía iban a devengar la recalificación de los terrenos en los que siguen asentadas. Por que se pretendía que dejasen sitio a centros comerciales, locales de ocio, oficinas y hasta un hotel…
Era un proyecto tan ambicioso como irrealizable, estimado en unos 50 millones de euros que su promotor presentó por doquier. Telmo pretendió convencer al ministro, José Blanco. Ante las evasivas del lucense, Martín comenzó a predicar que con la llegada de Rajoy a La Moncloa y con Feijoo en San Caetano, su proyecto se haría realidad pues ambos públicamente lo apoyaban. Sin embargo, Ana Pastor a poco de tomar posesión del despacho de Fomento, ya se dio cuenta de que se trataba de un emprendimiento inasumible y lo dejó en… vía muerta.
BNG y PSOE también manejaron alternativas conjuntas, más modestas, en los años de gobiernos municipales de coalición. Recuerdo cuando proponían resolver la conectividad con un túnel entre ambas y un ascensor, según César Mosquera y Tere Casal en el 2010.
Una solución más amable
También de aquella se sugería un ramal específico para acceso y salida de los autobuses por el nuevo vial surgido del desdoblamiento de la avenida de Vigo (Josefina Arruti) y destapar parte del cauce del río Gafos alargando la senda peatonal. Estas dos últimas reclamaciones del Concello han sobrevivido y se plasman en el proyecto que acabamos de conocer.
La pretensión es mejorar la conexión peatonal entre estaciones mediante una pasarela rápida y cubierta para que los viajeros que lleguen por ferrocarril a Pontevedra dispongan de un cómodo acceso a los autobuses interurbanos que operan desde esta ciudad. Una mejor conectividad constituirá un aliciente para cifrar los dos millones de pasajeros que se estima pueden moverse entre ambas estaciones.
El acuerdo alcanzado por el Concello y la Consellería de Infraestruturas de la Xunta de Galicia zanja años de controversias sobre la solución urbanística más apropiada para ese espacio de la ciudad. Finalmente garantiza un tratamiento urbanístico solo en superficie y en toda la zona acorde a la estética que impone el «modelo de cidade». Y al tiempo, la Xunta asume la clamorosa modernización de la estación de autobuses que era la asignatura pendiente, máxime desde que en el 2015 ya se renovó la de ferrocarril.