Rafa Domínguez empieza a marcar distancias con el PP de Jacobo Moreira

Serxio Barral Álvarez
Serxio barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

Alaba abiertamente el modelo de ciudad, «que es de todos», y afirma que está detectando entre los afiliados «ilusión por un cambio en el Concello y en el partido»

22 jun 2018 . Actualizado a las 05:05 h.

Ni es «delfín» ni quiere serlo. Rafa Domínguez presidirá dentro de poco más de una semana el Partido Popular de Pontevedra, y ayer quiso marcar distancias con quien ostenta actualmente esa responsabilidad, Jacobo Moreira. Ayer formalizó su candidatura al presentar algo más de doscientos avales en la sede local y protagonizó una comparecencia púbica más en clave de precampaña municipales que de cara a un congreso que apenas tendrá historia, ya que es el único aspirante a tomar las riendas del PP.

Domínguez se empeñó en afirmar -lo hizo hasta en cuatro ocasiones- que en la ronda de contactos con afiliados que está manteniendo está detectando «ilusión y ganas de cambio», y cuando se le preguntó si hablaba del Concello o del PP local, respondió que «de los dos. Noto que hay ganas de que cambie el rumbo en el Concello y también en el partido».

Además, también sorprendió no ya alabando sino reivindicando el modelo de ciudad que ha encumbrado al gobierno de Fernández Lores, desmarcándose tanto del mensaje «oficial» de su partido como del que vuelcan algunos de sus compañeros a través de las redes sociales. «Mi hijo disfruta cada día de la ciudad, de un modelo que es el de todos los pontevedreses y no solo del BNG -afirmó-. Es bueno y hay que aprovecharlo, pero necesitamos también un proyecto de ciudad que tenga en cuenta la economía y el empleo».

Precisamente, Domínguez resaltó que lo que está detectando en esa ronda de contactos por las parroquias -para el próximo martes prevé un acto en el centro de la ciudad- es «preocupación sobre la falta de empleo y de oportunidades laborales». Algo que él promete cambiar si llega a la alcaldía, reivindicándose para ello desde un punto vista generacional: «Tengo la edad que tenía Lore cuando llegó a la alcaldía; y él tiene la que tenía Fraga cuando Lores le decía que había que marcharse».