La arquitectura de quita y pon que dejó a la ciudad «alucinada»

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Emilio Moldes

Las conclusiones de los peatones al observar las obras son dignas de antología: hubo quien vio hasta un muestrario de semáforos

22 jun 2018 . Actualizado a las 07:53 h.

El Festival Experimenta Pontevedra, consistente en la instalación de cinco obras de arquitectura efímera -se retirarán el día 24-, dejó ayer a la ciudad «alucinada», como bien decía una turista sevillana tras observar la intervención que hay frente a la plaza de abastos. La mujer formaba parte de una excursión. Y ni siquiera la guía acertó al hablarles del festival de diseño urbano. «Nos dijo que eran unos andamios», señalaba mirando a esa especie de pasarela llena de redes y llamada La muralla del mar. Una vez que se enteró de que aquello era arte efímera, la mujer sevillana se lo pensó mejor: «Pues no está mal, pero bueno que lo quiten dentro de unos días, que no os lo dejen aquí», razonaba. Pena que el argumento de que se trata de arquitectura de quita y pon no convenciese a las placeras, que ayer se quejaban por activa y por pasiva de que «o demo ese» les tapaba el frente de la plaza en unos días fetiche para las ventas por San Xoán.

Menos problemas, aparentemente, había en las proximidades de Santa María. Ahí, a media mañana, los autores de Modular terminaban de montar la instalación. E indicaban que habían creado un dispensador de globos de color anaranjado con la meta de darle color y dinamismo al entorno. Y de que «a los niños les encante venir por aquí y llevarse los globos, que ya tienen incluso un cordón para atarlos y que no se pierdan».

Mientras se inflaban globos en Santa María, en Montero Ríos la sensación era una instalación llamada Lo que está por venir, que incluía semáforos y un pasillo largo de baldosas. La conclusión de una visitante madrileña no se hizo esperar: «En esta ciudad creo que consultan muchas cosas, seguro que van a cambiar los semáforos y les dan elegir los modelos. Y con las baldosas lo mismo», razonaba con su esposo. Unas chavalas que salían del Valle-Inclán y que estaban estupefactas indicaban: «Yo creo que esto es para algo de educación vial. Será para niños, para que aprendan a cruzar». Y la misma idea se le vino a la cabeza a otro pontevedrés que tampoco salía de su asombro con los semáforos.

En la plaza de Ourense los curiosos pudieron calmar sus ansias de saber qué era lo que se estaba instalando. El equipo de arquitectos de cuya autoría es A Estrada das Peneiras estuvo a pie de campo toda la mañana y respondió una y mil veces a la misma pregunta: «Sí, nos preguntaron muchas veces que quién iba a actuar, si esto era un palco. Pero no, es un pabellón que, tras entrar en él, permite ver la realidad de un modo distinto. Y por la noche, cuando las luces se encienden, son los de fuera los que ven distintos a los de dentro», explicaba Maximiliano Martín.

El Experimenta se complementa con una instalación junto al hospital llamada Mise-en-scene. Ahí, la conjunción de madera y cartelería hizo llegar a muchos a esta conclusión: «Es como un tablón de anuncios moderno», decía una mujer enlutada.

Todo ello puede verse hasta el 24. El que quiera imaginar puede ir solo. Pero hay visitas guiadas.