El polifacético emprendedor que no puede parar quieto

m. santaló VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

Luis Barreiro, quien repartió el periódico y dirigió una discoteca en Pontevedra, al tiempo que adquiría la franquicia de MRW en O Grove, desvela su tortilla de patadas «de urgencia». El secreto, en este caso concreto, está en la bolsa

03 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Soy una persona de pocas palabras». Bastan un par de minutos de conversación para confirmar que el polifacético Luís Barreiro está de guasa. Pronto uno entiende también que escogiese este nombre, pero cambiando la gu por una w, para bautizar a la discoteca que tuvo en su ciudad natal, Pontevedra, cuando ya estaba al frente de la oficina que la empresa de mensajería MRW tiene en O Grove.

Su incursión en el mundo de la noche se produjo entre el 2002 y el 2005, unos años en los que también fue el responsable de Catedra, un pub en el que acostumbraban a regalar Chupa Chups con pica a pica como seña de identidad. Barreiro habla de esos años mientras confiesa que cocinar no es lo suyo: invitó a un buen amigo, Daniel Otero, para que le echase una mano con la tortilla de urgencia que preparan cuando el tiempo apremia. ¿Por qué este nombre? Pues porque las patatas son de bolsa.

Reconduzcamos la historia. Unos cuantos años antes de adentrarse en el mundo de la noche y explorar el arte de servir copas y acertar con la música, Barreiro ya había cogido una furgoneta como las que ahora tienen en MRW para repartir La Voz de Galicia por la zona de Pontevedra. Unos años -del 89 al 93- que compartió con su hermano Jose y de los que presume de ser el primer lector de periódico recién salido de la imprenta. «Recuerdo mi primer día, cogí un ejemplar, lo leí y pensé que era la primera persona de la ciudad que descubría las nuevas del día», relata.

De ahí dio el salto a MRW. Y tres años después, en el 96, montó la oficina de O Grove con todos los ahorros que tenía. Ya conocía el sector y decidió dar un paso hacia delante. «En esa época, las señoras se desplazaban mucho en bicicleta y al ver el cartel acostumbraban a preguntarme si estábamos montando un karaoke porque estaban muy de moda». Nada que ver: era una nueva franquicia de la empresa en la que llevaba curtiéndose un tiempo.

Fueran años ajetreados. «Cuando me decían que la noche mata, respondía que lo realmente agotador es ir a Madrid en coche todos los días», rememora. Y es que entre los viajes que tiene Barreiro a sus espaldas están los que se dirigían aeropuerto de Barajas para recoger rosas de Colombia. O los desplazamientos que realizaron los martes y jueves (y que se alternaba con su hermano) durante tres meses del 2003 para traer a Galicia flores de Holanda. Un año después se iniciaría en un negocio paralelo: Asistencia Tombelo, que cuenta con siete grúas para la gestiona del rescate y auxilio en carretera.

Con el paso del tiempo, pasaría a ser también el responsable de las oficinas de MRW de Vilagarcía y Pontevedra. Fue en el 2015 cuando sus obligaciones se multiplicaron. Dos después cedió la gestión de Pontevedra al responsable de Vigo. Actualmente, tiene a dieciséis personas empleadas y dieciocho furgonetas. «La competencia es enorme», afirma sobre el sector. Barreiro explica que la mayoría de los paquetes que transportan van dirigidos desde la empresas hasta el cliente final. Y es que el espectacular incremento de las ventas a través de Internet ha disparado el uso de las empresas de mensajería. ¿El problema? «Piden que se ajusten mucho los precios para ofrecer envíos gratuitos».

«No me aburro nunca»

Pero, no todo es encajar números. Busca el entusiasmo en todo lo que hace. «No me aburro nunca, trabajamos con distintos sectores, ahora también ofrecemos servicio de burofax», afirma Barreiro. Además, «al 70 % de mis amigos los conocí como clientes».

Con sus empleados también predominan las buenas relaciones. Prueba de ello es que Barreiro no duda en disfrazarse en las cenas de Navidad que hacen cada año en la primera semana de diciembre. «En la última fui de zanahoria y en la anterior de excremento del WhatsApp», relata entre risas, mientras uno recuerda el nombre de su pub.

Pero, no todo es trabajo o diversión. También hay solidaridad: si en el 2010 llevaron a 55 perros del refugio de animales de Cambados que iban a ser sacrificados a Holanda, hace menos de un mes que firmaron un convenio de colaboración con la Fundación Amigos de Galicia para la recolección de tapones solidarios con los que ayudar a pagar el tratamiento de Edgar Vázquez, un bebé de seis meses de Ourense que padece Hipoacusia Congénita Bilateral Moderada Servera y no puede oír bien.