Los científicos de Pontevedra que tutean a Newton y Pascal

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Emilio Moldes

¿No sabes por qué cierras los ojos al estornudar? ¿No sabes si meriendas lo correcto? Es hora de ir a Pontenciencia

02 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Atribuyen al célebre científico Isaac Newton una frase que dice que «los humanos construimos demasiados muros y no suficientes puentes». Se presupone, por tanto, que echaba de menos más lazos entre la humanidad. Y que le hubiese gustado estar en sitios donde, además de tenderse puentes, la ciencia, estuviese bien presente. Así que, sin duda alguna, a Isaac Newton le hubiese encantado estar ayer en el arranque de Pontenciencia, un espacio donde los escolares demuestran que la ciencia es divertida, que es una fuente de conocimiento enorme, que es capaz de explicar las más variopintas cosas y, sobre todo, que puede unir a los escolares de distintos colegios, como ayer lo hacía.

Pontenciencia arrancó por la mañana en la escuela de Forestais. Los escolares empezaron a tomar sus puestos, tanto los que exponían proyectos como los que los visitaban. En cada stand, además de un experimento científico, se respiraba futuro. ¡Qué ganas le ponían los pupilos a sus explicaciones! La casualidad quiso que el primer puesto que visitásemos fuese el del colegio San Martiño. Allí, unos rapaces explicaban cómo lograron averiguar el tiempo de reacción de cada persona. Y cómo llegaron a la conclusión de que los tiempos se multiplican en cuanto entran en juego las distracciones. Por si con las explicaciones no llegaban, los niños tomaban la mano del forastero y le hacían la prueba en una especie de computadora casera. Y sí, tenían razón: en cuanto uno se entretenía con preguntas, moviendo unas monedas o simplemente cambiando la sintonía de la radio, los tiempos se reacción aumentaban... «Por iso, ante distraccións, é moito máis fácil ter accidentes de coche», decían los niños del San Martiño.

Muy cerca, las locuaces explicaciones de unas alumnas del colegio de Placeres llamaban la atención. Hablaban, ojo al dato, de las vejigas natatorias de los peces. La cosa no parecía fácil de entender. Pero, escuchándolas, viéndolas cómo intentaban demostrar el funcionamiento de esos órganos de flotación de los peces, quedaba claro que lo suyo, además de la ciencia, es la oratoria. En la misma planta de la escuela de Forestais también estaban los alumnos del colegio Vilaverde con un proyecto que no solo les ha llevado a aprender, sino que les ha cambiado la vida. A saber: «O que fixemos foi analizar as merendas que comían os nenos do colexio. E démonos conta de que os pequenos comen máis variado e os maiores moito menos. E si, agora moitos de nós cambiamos de merendas», indicaban estos alumnos.

En la planta siguiente de la escuela tampoco había lugar al aburrimiento. Allí estaban, por ejemplo, los alumnos del colegio concertado San José, que llevaban dos proyectos distintos. Con uno de ellos eran capaces de demostrar que siempre estornudamos con los ojos cerrados. Con el otro, nos daban una bofetada de realidad: mucha publicidad sigue discriminando a la mujer y la igualdad todavía se ve lejos.