«Fichar por el Teucro es volver a casa para cumplir una ilusión»

PONTEVEDRA CIUDAD

Emilio Moldes

El serbio regresa por amor y por un proyecto que le dé estabilidad después de 13 años fuera de Pontevedra

25 may 2018 . Actualizado a las 05:05 h.

Davor Cutura apuraba ayer las horas en Pontevedra antes de volar mañana a Serbia para ver a la familia y desconectar del ajetreo de reuniones que le han traído de nuevo al Teucro después de trece años fuera de la capital del Lérez. Una distancia física, pero no emocional. Asegura que no ha podido desprenderse de la ciudad en la que «conocí al amor de mi vida y me uní de por vida a la ciudad». El peso personal fue decisivo a la hora de hacer las maletas y dejar el Limoeges francés, a pesar de las ofertas que tenía en el país galo.

-Es el primer fichaje confirmado del Teucro para el próximo año.

-Estoy contento de volver después de 13 años, pero yo nunca me marché porque hago el campus aquí, también me casé y mantengo relaciones que nunca perdí. Para mi, el club y la ciudad son muy especiales. Ahora me voy a Serbia y a partir del 9 de junio ya estaré de vuelta para preparar la temporada y el campus.

-Siempre hubo interés, pero ¿cómo recibió ahora la oferta?

-Siempre tuve relación con la gente del club y siempre hablamos de esa posibilidad, pero era complicado por la situación económica de los últimos años, poco a poco parece que han salido. Yo quería volver y ellos quería que lo hiciese, pero yo soy profesional del balonmano y no es fácil. En mis últimos tres años en Francia he estado muy valorado y no podía dejar aquello para venir aquí, que nunca se sabe lo que puede pasar en el balonmano español.

-¿Qué le atrajo del proyecto que le ofreció el Teucro?

-Más que proyecto es una ilusión, es una mezcla de motivos de un proyecto personal y profesional. Yo llegué a Pontevedra en el 2001 con 21 años y aprendí el idioma, empecé a jugar a un nivel altísimo en una de las ligas más fuertes del mundo, conocí a mi mujer y mis hijos nacieron aquí. Después de tener que marchar de España, yo siempre tiraba para aquí, así que el motivo personal tiró mucho. Fichar por el Teucro era volver a casa, a Pontevedra y a Galicia y cumplir una ilusión.

-¿Será compatible jugar en Asobal y coordinar la base junto a Laura del Castillo?

-Laura está haciendo un gran trabajo, se está sacrificando mucho y yo le voy a ayudar en el tema deportivo en lo que pueda, sobre todo este año que estaré jugando. Si tienes ganas e ilusión por hacer cosas es todo compatible y se puede construir algo. Es por lo que yo volví al Teucro y lo que me transmitió la directiva después de muchos años de sufrimiento y sobre todo de hundimiento del balonmano español.

-Mucho ha cambiado el balonmano nacional en estos trece años...

-No es el mismo y Francia se ha aprovechado del hundimiento de España, sobre todo en la gestión. Los clubes se han profesionalizado, hay una parte deportiva y otra de negocio, de espectáculo. El partido no son solo 60 minutos en la pista y ahí se termina. Eso es en lo que falló el balonmano español, antes había dinero y se invertía en jugadores y tenías los mejores del mundo y se acabó el dinero, no hay estructura. No hay estrellas, pero hay emoción. Pontevedra y Teucro tienen mucho potencial para crecer como club y eso es lo más importante. Los éxitos deportivos llegarán.

-Trabajará con la base para poner en valor ese potencial de la ciudad.

-La base es el centro de formación, es un aprendizaje continuo, es mucha responsabilidad para mi. Trabajas con niños que empiezan con una edad muy temprana.

-¿Se ve como el entrenador del futuro?

-Del primer equipo, no. No es mi ambición, si estuviera eso en mis intenciones, me hubiera quedado en Francia, donde tenía ofertas y la gente me quería. La vida de un entrenador profesional es la de un jugador, hay que estar abiertos a estar hoy aquí y dentro de dos años, allá.

- Y ahora busca estabilidad...

-Sí, quiero estabilidad, es un proyecto muy interesante en un club como el Teucro que apuesta por la formación para estabilizarse a todos los niveles. Mi misión es trabajar con la base, que más gente venga al pabellón y que la ciudad viva más el balonmano.

-Los problemas económicos del club son conocidos, ¿no le echó para atrás?

-Yo vine aquí pensando con el corazón, a nivel profesional las condiciones son mejores allá, en Francia, pero tengo 38 años y yo ahora veo de año a año, mientras tenga ilusión y salud seguiré jugando.

-¿Qué recuerdos tiene de aquellos primeros años en la ciudad?

-No sabía nada, llegué sin nada y me adapté muy rápido, pero esta fue mi primera experiencia a nivel profesional. Además, conocí al amor de mi vida y me uní de por vida a la ciudad.