Dos años rodando por la inclusión

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

emilio moldes

Amencer, Discamino y Pedaladas impulsan gracias a un equipo de voluntarios actividades de ocio

01 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Ha pasado de ser un proyecto a ser una realidad. Rodando es uno de los mejores ejemplos de inclusión que conozco». Quien lo dice sabe bien de lo que habla. Mónica Touriño, gerente de la asociación Amencer-Aspace, valora la iniciativa que tres colectivos pusieron en marcha hace dos años en Pontevedra.

¿Y qué es Rodando? Es una actividad que promueve la inclusión de personas (niños y adultos) con necesidades especiales a través del ocio y del deporte. Una faceta que muchas veces cae en el olvido porque las familias se ven desbordadas y suelen atender primero las necesidades de rehabilitación o fisioterapia.

En mayo del 2016 el trabajo en equipo de Amencer-Aspace, Discamino de Vigo y Pedaladas hacía posible Rodando. El papel de los voluntarios es fundamental para que los usuarios del programa puedan montar en bicicleta, hacer senderismo, correr carreras populares u otro tipo de actividades de ocio. Todos los lunes, de 16.30 a 18.30 horas, se citan en Campolongo con un parque móvil de bicicletas de distintos tipos -algunas cedidas, otras compradas con la venta de sus camisetas verdes...- para salir a rodar.

En esos paseos no hay imposibles. Silvia Rey, Luis A. Sanmartín, Humberto Gálvez, Virginia Álvarez, José Vilar, Fernando Baquero o Rita Bouzas, la benjamina, son algunos de esos voluntarios. Se sumaron por diversos motivos. En la decisión de Humberto tuvo que ver el autismo de su hijo y Silvia, por ejemplo, se incorporó tras Xuntos no Camiño. «Es una pasada. Me hice amiga de las madres y de los niños y ahora las tardes de los lunes son vida», cuenta. En su caso le pidió a su jefe esas horas para poder salir a rodar.

Sissi Freire, invidente, y su hija Sofía, también ciega, con parálisis cerebral y síndrome de West, son dos usuarias de Rodando. Ellas y sus perros. No se sabe cuál de las dos disfruta más. Sissi relata que en la bicicleta tándem le gusta ir delante, llevando el control. José Vilar le va indicando las direcciones siguiendo las horas del reloj. «Es una locura», dicen entre risas. Maravillosa locura.

Distintos tipos de bicis

Martín, con síndrome de Down, es el rey en la nueva joelette, una bici con una sola rueda, donde el usuario es llevado por dos personas. Ignacio Carballo, que tiene parálisis cerebral, lleva ocho meses participando en los paseos. Él se mueve en una handbike. Puede mover la bicicleta con los brazos y no necesita ayuda. «Los paseos son estupendos. Al principio no era capaz de dar ni media vuelta, pero ahora ya le pillé el punto», señala. «Tengo parálisis cerebral, pero me afecta al movimiento de las piernas, con las manos puedo», dice este chico de A Seca. «¡Los que vayan sin casco tienen un euro de penalización!», se oye al arrancar el paseo, que al final respetó la lluvia.

De momento, algunas de las bicis del programa Rodando se guardan en la sede administrativa de la Xunta. Allí las recogen los voluntarios, que son los encargados de llevarlas después de la actividad. Y es que sin voluntarios no hay Rodando. Lo tiene claro Mónica Touriño, que destaca que todos expresan su orgullo por sentirse parte de las actividades.

La gerente de Amencer-Aspace deja una acertada reflexión: «Desde mi punto de vista la pedagogía de la vida muchas veces no es más que saber aplicar el sentido común, saber escuchar, saber observar y palpar la realidad. Rodando es un proyecto que nos permite empatizar con la realidad que nos rodea».