Lo que puede dar de sí una huerta del tamaño de una habitación

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

Un total de 36 familias comparten el huerto urbano de A Parda donde ayer, ante el día de sol, no faltaba quien trabajase duro

22 abr 2018 . Actualizado a las 08:54 h.

Han pasado solo unos días desde que la lluvia dio una tregua y dejar de regar Galicia ora sí ora también. Pero las cosas han cambiado bastante en ese tiempo. Después de meses sin poder plantar ni una sola lechuga, con la tierra encharcada y el cielo escupiendo agua seguido, quienes tienen huerta han salido disparados a por los sachos. Y ya empiezan a verse resultados. Nada mejor que acercarse a uno de los huertos urbanos de Pontevedra para comprobarlo. Entramos en la Horta Finca do Conde, el huerto urbano de A Parda, que comparten 36 familias. Lo primero que llama la atención es lo que puede dar de sí la pequeña parcela que tiene cada vecino, que no excede del tamaño de una habitación -miden unos dos metros de ancho por menos de diez de largo- y, sin embargo, en ellas se plantan desde patatas hasta jalapeños picantes. De todo hay.

Ayer a media mañana trabajaban en la huerta dos mujeres. Ambas contaban que empezaron con el trabajo esta misma semana, ya que la lluvia no les permitió hacerlo antes. Una de ellas, Sofía, estaba poniendo patatas en la tierra. «Aquí nace todo, ata se botas mondas de abono ás veces nacen igual patacas delas», contaba. Añadía ella que hace el proceso completo, ya que abona las fincas con el compost que elabora con material doméstico, desde mondas a cáscaras de huevo.

Otra de las personas que estaba ayer doblando el espinazo en el huerto urbano era Chus. En su caso andaba regando un semillero para asegurarse de que unas plantas de tomates y pimientos vayan saliendo adelante. Tenía ella su semillero en un invernadero tan pequeñito que casi, casi parecía sacado de una casita de PinyPon. En realidad, todos los cobertizos para resguardar las hortalizas de la lluvia que hay en la huerta son minúsculos. E incluso hay uno bien curioso, hecho con clásico film transparente que se usa en la cocina.

También son singulares las plantaciones. Porque pese a tratarse de huertas diminutas hay algo de todo, desde patatas y las clásicas hortalizas a algunas con sabor bien picante. Estas últimas son cosas de Oscar, que es colombiano, y que trabaja la huerta para asegurarse tener jalapeños, chiles y demás plantas picantes todo el año. Ayer le ayudaba en el trabajo Diego, también llegado de Colombia, y ambos hablaban del espacio que tenían que dejar entre cada ejemplar. «Llevamos tres años con la huerta y estamos encantados, tenemos estas plantas picantes para todo el año. En nuestro país se utilizan mucho y a nosotros nos encantan», explicaba Óscar.

Horarios de riego

En el huerto urbano, para que funcione debidamente, hay que cumplir escrupulosamente las normas. Por ejemplo, las horas de riego están marcadas, sobre todo en el verano. Eso implica que a veces hay que levantarse de la toalla en la playa y venir corriendo a echar agua. Por ahora no se necesita usar la traída. Se riega con el agua de lluvia acumulada.