El ocio nocturno lleva su actividad al día porque «la noche se murió»

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Ramón Leiro

Los hosteleros apuestan por sesiones vermú musicales o por dar clases de baile

03 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La semana pasada, en el marco de un foro organizado por La Voz de Galicia, un hostelero pontevedrés dijo alto y claro una frase: «Nesta cidade está de moda saír de día, a noite está morta». Podría ser una opinión personal y punto. Pero no. La comparten más empresarios de la movida nocturna, que insisten en que cada vez resulta más complejo llenar los locales de copas, sobre todo a partir de determinada hora -las dos de la madrugada-. «La noche se murió, eso te lo digo yo que la conozco bien», indica Manuel Martínez, quien acaba de cerrar Carabás. Otros, que siguen adelante, también vierten opiniones similares y hablan de un cambio de hábitos, de cómo ahora se gasta menos en cubatas y se trasnocha menos para aprovechar los domingos. ¿Qué hacen ante esta situación? Se está diversificando la actividad, trasladando conciertos en directo a las sesiones vermú o planificando otras actividades a media tarde o al anochecer que permitan obtener rentabilidad.

Pongamos un ejemplo. La Sala Jackson, además de abrir en horario nocturno como botellódromo, en sesión de tarde y anochecer está haciendo prebodas, cumpleaños y también dando clases de zumba, bachata o de baile nupcial. «Tienes que hacer distintas cosas para salir adelante, y sí que es cierto que las cosas que son tempranito, por la tarde o al anochecer, tienen tirón», indica su propietario, Daniel Iglesias, que cuenta que precisamente está a punto de abrir un nuevo local y que apostó claramente por el día, con una cervecería.

Da igual a qué hostelero se pregunte. Todos apuntan hacia la misma tendencia: «Nosotros somos un local de tarde y de primera copa, no de ocio nocturno, y no podría decir en qué momento tenemos más gente, pero lo que te cuenta el resto de los hosteleros es que conforme avanza la madrugada va habiendo un bajón tremendo de gente. Sí funciona mejor la hostelería de día», apuntan desde O Grifón.

«Sabemos que no da»

Con este panorama, no parece fácil que abran más locales de movida nocturna. Manuel Martínez, por ejemplo, no quiere alquilar el bajo de lo que hasta ahora era Carabás para montar ningún otro negocio nocturno. ¿Por qué? «Porque sabemos que no da, que tendríamos que haberlo cerrado hace cuatro años», remacha.

«Igual nos empieza a influir el hábito europeo»

Marcos Rivas, responsable de Karma y El Pequeño, tiene claro que hoy por hoy en Pontevedra sale mucho más rentable centrar la actividad hostelera en el día que en la noche. «Igual nos empieza a influir el hábito europeo, igual es porque la crisis sigue siendo fuerte y no hay dinero... no sé lo que es, pero la noche está muerta». Precisamente, él fue uno de los primeros en apostar por diversificar la actividad y maridar música y gastronomía en las horas de luz. Ahora, que celebrará un nuevo aniversario de Karma, tiene claro que por el día habrá «movida».

Marcos Rivas

Dueño de Karma y El Pequeño

«Funciona bien la música con terraceo»

Marta González tiene una larga experiencia como trabajadora de la movida nocturna y actualmente empresaria. Es la responsable de La Gramola, un local que apostó por los conciertos en horario diurno. ¿Cómo le van las cosas? «Funciona bien la música con terraceo. La noche perdió mucho y sigue perdiendo. Las nuevas generaciones traen otro rollo que no es lo de siempre de salir de fiesta de noche y punto. Yo creo que ahora se aprovecha más el día». Eso sí, González tiene claro de que para que las actividades diurnas funcionen es clave que haya buen tiempo.

Varios locales se suman al auge de dejar hacer botellones con bebida de la calle

Hace años, era inusual hablar de locales de movida nocturna que permitiesen hacer botellón en el interior. Pero, tras el ciclón de la crisis económica, las cosas han cambiado bastante. Y en Pontevedra varios hosteleros han apostado por esa moda; la de cobrar por entrar o por los vasos y el hielo y dejar a los clientes la opción de consumir bebida que traigan ellos mismos.

La Sala Jackson fue pionera en apostar por el botellódromo. Aunque permite traer bebida del exterior, su responsable indica que la mayoría de los jóvenes acaban consumiendo en el propio negocio. Eso sí, se trata de otra forma distinta de tomar copas. La mayoría compran botellas. Por ejemplo, una de ron se puede adquirir por doce euros, con vasos e hielo. En la zona monumental hay ahora también varios bares más que permiten esta práctica. Dicen desde Jackson que la moda la trajeron de Sudamérica: «Lo vimos en Punta Cana y pensamos que aquí podía funcionar, y creemos que sí que resultó positivo, aunque es cierto que la noche va a menos».

Un fenómeno generalizado

De todas formas, distintos empresarios del ocio nocturno consultado insisten en que el hecho de que la movida se esté apagando no es algo propio de Pontevedra, sino que se trata de un fenómeno generalizado que responde tanto al cambio de hábitos como a los coletazos de la crisis. Lo que sí es característico de la ciudad pontevedresa es que aquí coincide que la noche se apaga con el hecho de que resurge la hostelería diurna al calor de la peatonalización de plazas y calles.