El infierno de los camiones que también quema al peatón

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

MARIA HERMIDA

La carretera donde los vehículos pesados se quedan atascados es la misma en la que peregrinos y vecinos a pie se juegan el tipo

01 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La carretera que va de San Caetano a Alba, la que conecta la carretera de Vilagarcía (PO-531) con la que va a Caldas (N-550), es conocida por ser un infierno para los camiones, que a cada paso se quedan atascados bajo el puente del tren. Se supone que el problema se solucionará cuando se haga la variante de Alba. Pero, mientras tanto, se siguen sucediendo los rocambolescos atrancos de vehículos pesados. Además, no es la única pesadilla que se vive en la zona. Ese tramo de vía tiene bastantes más problemas en la chepa. Basta con escuchar a los vecinos del entorno.

Cundina y Fina son dos vecinas que viven a orillas de esa carretera. Ambas responden prácticamente con las mismas palabras cuando se le pregunta por el tráfico de la zona: «Isto é un pesadelo, aquí para cruzar botas un montón de tempo, telo que facer sen seguridade -no tienen pasos de peatones cerca- e levas o medo no corpo, porque os coches pasan a bastante velocidade», indica Cundina. «Hai veces que se forman uns atrancos terribles, e moita da culpa tena a ponte esa», explica Fina, señalando hacia el puente de piedra que pasa por San Caetano, con tráfico alternativo, que es tan estrecho que obliga a uno de los vehículos a parar y dejar paso al otro.

Lo más curioso del asunto es que justo por ese puente y por esa carretera pasa el Camiño Portugués. Así que a los peregrinos les toca también lidiar con las estrecheces del viaducto. «Ás veces os pobres peregrinos, chovendo e todo, teñen que estar un bo anaco esperando para poder pasar. A verdade é que non está nada ben esta zona», dice Fina, que también señala hacia un lavadero que agoniza en una de las orillas de la carretera.

Las quejas las completa Francisco, que precisamente camina a pie de asfalto a media mañana. Dice que va casi a diario a pie desde San Caetano a Pontevedra y que se juega el tipo porque «por esta zona non hai nin beirarrúas nin tampouco arcén». Luego, comenta: «Menuda imaxe lle damos aos peregrinos. Entre que uns metros máis atrás se atopan cun muro que caeu hai un mes e ninguén o levantou e aquí andan sorteando nos coches non creo que lles guste moito esta zona», apostilla el hombre.

Hablan los comerciantes

Tampoco están demasiado contentos quienes tienen negocios en esta zona, que indican que el caos de coches les perjudica. Habla Felipe, desde un negocio bien curioso que marida en un mismo local una ferretería con una cantina. Dice que el cruce con la carretera que va hacia Caldas, la N-550, da pie a numerosas confusiones por parte de los conductores, y que les vendría como agua de mayo «que houbese unha rotonda en condicións».

Resulta complicado encontrar a alguien que diga algo positivo del entorno. Un residente al menos señala que la semana pasada acudieron unos obreros a limpiar las cunetas y poner una isleta. Parece contento. Pero al final espeta: «De moito non valeu».