Con la vista puesta en la Policía Científica

Alfredo López Penide
L. Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

27 feb 2018 . Actualizado a las 07:22 h.

Una vez concluida la labor de campo en la casa que la familia Araújo tiene en la parroquia pontevedresa de Mourente, son muchas las preguntas en torno al siguiente paso de la policía, la Fiscalía o la instructora de la causa judicial abierta a raíz de la desaparición de Sonia Iglesias en agosto del 2010. Las miradas del ministerio público y de la jueza están depositadas en Madrid. Es en la capital de España donde la Comisaría General de Policía Científica dispone de las instalaciones y laboratorios que están analizando las muestras recabadas en la vivienda la semana pasada. 

El resultado de estas pruebas determinará los próximos pasos. Una de las hipótesis que manejan los investigadores es la que apunta a la posibilidad de que los restos de la pontevedresa pudieran ocultarse en uno de los nichos del panteón de la familia Araújo en el cementerio de San Mauro. En este caso, en el seno de la Policía Nacional son conscientes de que los indicios en esa dirección tienen que ser abrumadores e inequívocos para que un juzgado autorice la exhumación de cadáveres.

Sobre esta línea de investigación, como con respecto a cualquier otra que pudiera estar abierta, el delegado del Gobierno evitó pronunciarse ayer apelando a que las investigaciones están bajo secreto de sumario. De igual modo, rechazó ahondar en esta cuestión o aportar cualquier dato que pueda poner en peligro las actuaciones policiales.

En todo caso, sí que ha confirmado que las muestras recogidas en Pontevedra se analizarán en los laboratorios «en función de los medios técnicos que se tienen y del tipo de muestra». Todo parece indicar que el objetivo que se buscó en la casa de Mourente y los terrenos aledaños es lograr demostrar que Sonia Iglesias estuvo, en algún momento, enterrada u oculta en alguno de estos escenarios para, posteriormente, ser trasladada al cementerio de San Mauro, dado la corta distancia que dista de uno y otro punto, menos de cien metros.

Otra de las incógnitas que también parece estar a la espera de estos análisis es la relativa al futuro procesal de los hermanos Araújo. La instructora aún no ha notificado a ninguno de ellos, ni a sus respectivos representantes legal si van a ser llamados a declarar a sede judicial. Ni siquiera conocen si, llegado el caso, tendrán que hacerlo en calidad de testigos -David ya ha prestado declaración como testigo en la Comisaría antes de que la causa fuera archivada provisionalmente- o de investigados.

Ya por último, y es el escenario más desfavorable para la policía, los indicios recogidos pueden terminar, como otras líneas de esta ardua investigación, en un callejón sin salida. Entonces, en principio, solo cabría un nuevo sobreseimiento provisional.