El guardián de las llaves de la ermita más famosa

Marcos Gago Otero
marcos gago SANXENXO / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

RAMON LEIRO

La devoción a la Virgen motiva a este vecino a ocuparse de abrir, cerrar y cuidar del templo de A Lanzada

24 feb 2018 . Actualizado a las 21:19 h.

La playa de A Lanzada no tiene secretos para Juan Garrido Vázquez, natural de la parroquia de Noalla y gran aficionado a la pesca. «Desde os cinco anos que andaba por aquí por riba das pedras, coñezo todo isto como a palma da man». A sus 70 años, lleva ocupándose de la ermita de la emblemática playa desde el 2004. Es el guardián de A Lanzada, un cargo que ya hizo famoso entre sus vecinos uno de sus antecesores, Jaime Vidal Tacón, que la custodió durante décadas y que falleció a los 104 años.

Juan Garrido no llegó a entrar porque sí en la comisión de fiestas de A Lanzada, de la que forma parte desde 1976. Lo hace porque le gusta y también por razones de profundo arraigo religioso. «Eu son moi avogadoso da Virxe, eu fago todo isto porque teño paixón pola Virxe da Lanzada. Nunha palabra, ás veces, ata a muller berra comigo de que estou máis tempo na hermida que na casa», relata.

Accedió a este puesto a propuesta de sus vecinos y del párroco que había en aquella época, don Leonardo. Fallecido el sacerdote y con el pleno consentimiento del actual cura, Juan Garrido lleva adelante la tarea de abrir, cerrar, atender las dudas de los visitantes y asegurarse del buen estado del templo. En verano hay una de las vendedoras ambulantes que colabora en el cuidado de la ermita y que también se ocupa de abrir y cerrar los baños. En invierno, el templo suele estar cerrado -el viento y la lluvia de los meses más fríos del año no invitan a la llegada de visitantes-. Eso sí, en los fines de semana, si la meteorología es benigna, las puertas del santuario se abren para turistas, devotos y vecinos. «En inverno está cerrada, e nas fines de semana se fai tan bo tempo como estes días, téñoa aberta, vou comer, e volvo outra vez ata a noitiña», incide. «Se está chovendo vou a dar unha volta, pero telo aberto chovendo non, porque con mal tempo non hai ninguén que veña darlle unha visita, porque non se para moito», precisa.

Una romería multitudinaria

¿Sus otros cometidos? «Mantela limpa, barrela e telo todo moi ben coidado. Cáeche un bisté no chan e podes comelo, ¡eh!, da limpeza que hai», recalca con humor. A Lanzada atrae a tantos visitantes, desde su punto de vista, «porque a zona é marabillosa». El señor Juan, como lo llaman sus vecinos, solo tiene halagos para este entorno costero. «Moitos van de vacacións por aí, e non saben o que teñen aquí, non coñecen Galicia», matiza. «O día da romaría hai moito ambiente», resalta extendiendo la invitación a los lectores a que acudan a la ermita el último fin de semana de agosto.

La madrugada del sábado de la romería de la Virxe da Lanzada, en agosto, es una de las noches más importantes de todo el año en Noalla, según explica Juan Garrido. Esta es la fecha tradicional del baño de las nueve olas, un ancestral rito de la fertilidad, cuyos orígenes se funden en la noche de los tiempos más remotos.

«Hai quen ven con devoción porque non ten familia e están tamén os que veñen de chiste», indica. Está dispuesto a explicarles el ritual a todos los que vengan con interés genuino, pero no le presta importancia a los escépticos que quieren hacer el rito por razones distintas. «Os que veñen de chiste a min non me gustan nada», sentencia.

¿Funciona? Hay opiniones para todos los gustos, pero este vecino de Noalla cree que sí. «Sei dun caso que deben ter agora as nenas 17 anos. É unha chavala daquí, de Pontevedra, veu a xunta a min porque alguén lle dixo ‘ve e fala con Juan’. Díxenlle o que se soe facer neses casos e tivo dúas xemelgas, e vive nas Palmas e ata que puido todos os anos viña coas xemelgas. Agora leva catro anos sen vir, pero chama por teléfono e manda unha persoa coa promesa que ela tiña feita», sostiene Juan Garrido. «E hai máis casos, e o cura sabe de máis», añade.

En tantos años cuidando de la ermita, el señor Juan ha visto pasar a miles de vecinos, visitantes y personajes del mundo de la música como Julio Iglesias y su padre y más recientemente a Carlos Núñez. Ahora mismo tiene la mente puesta ya en la romería del próximo agosto. Una fiesta que invita a ver, aunque sea una vez en la vida.