«Niñeras» cosmopolitas en Pontevedra

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

María Hermida

Quince familias cuentan con «au pair» llegadas de Alemania, Austria o Norteamérica para cuidar a sus hijos

04 feb 2018 . Actualizado a las 13:19 h.

Quince. Quince familias de Pontevedra conviven actualmente con una au pair en casa. ¿Con quién? Con una joven -casi todas son chicas, aunque el año pasado había un varón- llegada del extranjero para aprender el idioma que, a cambio de alojamiento, manutención y una pequeña paga cuida a los niños de la familia. Posiblemente, no haya nadie mejor para contar esta historia que Candela Touriño. La de ella fue una de las primeras familias pontevedresas en contar con una au pair. De hecho, a Candela, que ya está en tercero de primaria, la llevan cuidando jóvenes extranjeras desde que era bebé.

A los padres de Candela le pasaba lo que a muchísimos pontevedreses: habían estudiado inglés desde pequeños hasta la Universidad y, sin embargo, no controlaban el idioma. Así que querían que sus hijos aprendiesen de otra manera. Y así fue cómo llegó la primera au pair a su casa. El objetivo, ahora que Candela tiene 8 años y su hermano 11, está más que alcanzado. Ambos críos hablan inglés y alemán perfectamente. Pero lo mejor es escuchar a la cría. Cuenta ella que tener niñeras de Carolina del Norte, de Canadá, de Alemania o Ucrania le permite aprender idiomas sin darse cuenta. Ella no tiene que hacer fichas ni ir a ninguna academia. Simplemente, juega en inglés o alemán con sus niñeras. También tiene un máster «en comidas de muchos países». Encima, como se hace amiga de muchas de estas cuidadoras, luego la familia va a visitarlas y Candela y su hermano ya conocen medio mundo. Una historia similar cuenta Iván Puentes. A sus hijos, Mario y Tomás, también los cuidan au pair desde que eran bebés. Iván reconoce que la primera vez no fue fácil, sobre todo, por romper la barrera de vivir con alguien desconocido en casa, pero tiene claro que los resultados son más que positivos: «Melloramos todos o idioma, incluídos os pais. E é enriquecedor vivir con alguén doutro país».

A Lanzada y el pulpo

¿Y qué cuentan las niñeras más cosmopolitas de Pontevedra? Pues cuentan muchas cosas en un español muy meritorio. No en vano, como su horario de trabajo con los niños es de tarde, casi todas aprovechan las mañanas para acudir al curso de español para extranjeros que tiene la Universidade de Vigo. Buena parte de las jóvenes que están ahora mismo en Pontevedra, casi todas de entre 18 y 20 años, son alemanas. Y esto tiene una razón de ser. Lo explica Leonie: «En Alemania es habitual que cuando se acaba el colegio, antes de ir a la universidad, haya un año en el que te marchas a otro país a aprender el idioma». Ninguna se conocía antes de llegar aquí. Pero, nada más aterrizar en Pontevedra, hicieron piña. Y es habitual que queden por las mañanas o por la noche. Llevan varios meses en la ciudad. Y tienen claro qué cosas les gustan. A Samira le encanta irse a A Lanzada y surfear. Julia sonríe y dice que le gusta el pulpo y el marisco. El resto le dan la razón. Pero, ojo. Hay cosas de nuestra gastronomía con las que no comulgan: «Usáis mucho el aceite», dicen a coro. Hablan maravillas de «sus niños» y cuentan que se sienten una más de las familias con las que conviven. Al preguntarles por las costumbres españolas, hay una que les deja boquiabiertas: «No entendemos que se acaba de trabajar tan tarde. En Alemania eso es imposible», sentencian las jóvenes.

Un miembro de la familia

uestra experiencia con una au pair es más que positiva. Llevamos ocho años compartiendo el día a día con una chica extranjera, aprendiendo idiomas, pero sobre todo, conociendo nuevas culturas y formas de pensar. Hemos tenido hasta el día de hoy a 18 au pair en casa -una cada seis meses, para ir alternando los idiomas inglés y alemán-. Con todas ellas, con todas, seguimos en contacto. Vienen a visitarnos a Pontevedra con cierta regularidad y, siempre que podemos, también nosotros intentamos viajar a sus países de origen para hacer un reencuentro.

Hemos tenido jóvenes alemanas, inglesas, escocesas, americanas, suizas y canadienses y de todas ellas hemos aprendido a compartir nuestra vida diaria, incorporándolas como un miembro más de la familia. Los resultados son tan evidentes que no han sido pocos los que se han sumado al «club au pair». Si en 2010 había dos familias con au pair en Pontevedra, hoy somos 15 y parece que el club va a seguir aumentando.