Pontevedra perdió ayer a su maestro de la danza. A los 92 años, Agustín Béthencourt fallecía a causa de una caída accidental en Pontevedra. Con su marcha, la ciudad despide al eterno joven, a un hombre que escondía en su interior el secreto de la vitalidad. Poco le importaba decir la edad que recogía su DNI, en su aspecto y sobre todo, en su forma física se escondía su verdadera edad, la que cultivaba con una flexibilidad envidiable, el domino de su sistema respiratorio y una alimentación sana. Sobre esos tres pilares sustentaba una vida que arrancó en 1925 en Italia y que le llevó a vivir en Madrid y en Tenerife antes de aterrizar en Pontevedra, su ciudad de adopción gracias a su madre y que convirtió en parte de su vida. Era un «gallego» más. Aquí comenzó como profesor de danza y así siguió siempre. Hace dos años La Voz de Galicia le hacía un reportaje en el que demostraba que a sus 90 años seguía con la misma vitalidad que de joven. Desde muy pequeño se sintió atraído por la danza y en Pontevedra encontró donde hacer su sueño realidad e impartió clase toda la vida.
Béthencourt ha pasado a formar parte de la historia local. Su capilla ardiente estaba previsto que se instalara este miércoles en el cementerio de San Mauro y esta tarde, a las 17 horas, se celebrará el funeral en la iglesia de Santa María La Mayor, para su posterior incineración.