Cotorredondo, miradores para ver las copas de los pinos

Marcos Gago Otero
marcos gago VILABOA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

MARCOS GAGO

Los visitantes a los balcones hacia la ría de Vigo encuentran la torre cerrada y los árboles tapando las vistas al mar

23 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice la Real Academia de la Lengua Española que un mirador es un «lugar bien situado para contemplar un paisaje o un acontecimiento». Una definición que hace ya años que no se puede aplicar exactamente a los dos miradores que existen en Cotorredondo, en la pista que sube desde el lago de Castiñeiras hasta la torre vigía en la cumbre de este monte. Ya para empezar, la carretera tiene un asfaltado tan irregular que es mejor armarse de paciencia y de cuidado a la hora de subir por ese sinuoso vial. En gran parte del trazado, mejor que no haya un coche de frente, porque tampoco es que la calzada sea muy ancha.

A medio camino en esta carretera se encuentra un primer mirador. Para aparcar hay un terreno en tierra donde cogen varios turismos. Allí hay una barandilla de piedra que, en teoría, debería permitir observar el fondo de la ría olívica. Arcade, Ponte Sampaio, Soutomaior, San Simón, entre otros, deberían estar al alcance de la vista. El uso del verbo en condicional es el más adecuado para definir lo que se encuentra aquí. Si se halla en este punto buscará en vano la ría de Vigo. A lo máximo que podrá aspirar es a ver la cumbre de los montes de la otra orilla sobresaliendo sobre las copas de los pinos que lo cubren todo y forman una pantalla que no deja ver nada más.

Curiosamente, alguien ha colocado dos piedras más o menos estables junto a esta balaustrada de piedra. Este invento casero permite subir a la barandilla, pero ni así se consigue ver la ría. Los árboles son demasiado altos.

A menos de cinco minutos en coche, se llega a la torre de Cotorredondo. Un asfalto al que se le puede otorgar un aprobado escaso sirve de párking. Una recomendación: no intenten subir con una persona con movilidad reducida. Las escaleras de piedra, sin rampa, están desencajadas. Allí la puerta de la torre está cerrada. Solo se abre en verano y en horario diurno. ¿Y qué se ve desde este punto tan elevado sobre la ría? En principio, la ría de Vigo desde un lugar más alto y privilegiado. La realidad es que los árboles vuelven a impedir la vista. Una muralla verde impide observar nada más. En otras partes de este monte hay otros balcones naturales sobre la ría, pero su accesibilidad está más que limitada.

En relación a Cotorredondo, la comunidad de montes de Santa Cristina de Cobres señala que se ha cedido una superficie de 50 hectáreas al Concello de Vilaboa. La idea es que se realizará una actuación forestal que permitirá también recuperar la visibilidad en los miradores. La cesión al Concello es por cinco años y la comunidad asumirá el 20 % de los costes. En ese proyecto se prevé la tala de las acacias y otras especies invasoras y el tratamiento silvícola de los pinos.

En el Concello, la teniente de alcalde, la nacionalista Ornela Fernández, explica que se están realizando gestiones para acometer esta actuación. También se está buscando una fórmula para abrir la torre, desde cuyo último piso, por fin, sí se puede ver las rías de Vigo y de Pontevedra