Regalos que cuentan muchas historias de supervivencia

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

ramon leiro

Los productos que ofrecen los artesanos no son cualquier cosa; tras ellos están sus manos, sus talentos y sus proyectos vitales

21 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha cambiado de nombre. Pasó de llamarse Pontenadal a ser As Nadaladas do Teucro. También ha cambiado de envase, porque la carpa en la que está se ha vuelto más bonita. Pero su espíritu se mantiene. ¿De qué se trata? De una feria de artesanía donde se pueden adquirir mil y un regalos distintos para Navidad y donde los presentes parecen haber tomado vida propia, ya que cuentan historias de quienes están tras ellos, de quienes con sus manos y su talento los confeccionaron. Casi todos los puestos -hay una treintena- son ya veteranos. Pero hay algunas caras nuevas. Empezamos por un recién llegado.

Detrás de un puesto lleno de piedras pintadas de color y plagadas de figuras aparece un artesano de Marcón. «Eu estréome na feira e estréome tamén vendendo estas cousas. Empecei a facelas por afección e todo o mundo me animou a vendelas, porque parece que gustaban», dice señalando sus piedras. Cuenta luego que todas esas piezas salieron del mar. Son trozos de ladrillo o barro que fueron a parar al océano, que fue el que se encargó de pulirlos. Él, que bautizó su puesto como Bruxas Fóra, los recogió y los fue reconvirtiendo en colgantes tras su aportación artística. Señala que en realidad él es rotulista. Pero que decidió dejarse llevar por la vena creativa y ahí está, en Nadaladas.

Ilda Amoedo es otra de las vendedoras de la feria. Quizás no sea una reina. Pero lo cierto es que trabaja en un castillo. Concretamente, en el de Sobroso, en Mondariz. Desde allí vino con algunos productos gallegos, como distintas gamas de chocolates. Y también con prendas salidas de sus propias manos. Cuenta la historia de estas confecciones: «Temos un dos últimos talleres de Galicia nos que se segue tecendo e fiando a man», explica. Fían lino pero, sobre todo, lana. Y en las confecciones reproducen también piezas antiguas para evitar que se pierdan los puntos. Eso sí, dándole una vuelta de tuerca. Así, muestra una mochila que va decorada con una pieza de lana que imita a la que tradicionalmente se ponía en los mandiles de Mos.

Artesanía y solidaridad

Además, hay dos puestos donde la artesanía se une a la solidaridad. Se trata de los de Amencer y Alba. En el caso de Amencer, entre colgantes, pulseras y libretas andaban Sergio y Maca, usuarios de esta entidad y grandes ejemplos de que la parálisis cerebral no impide ser feliz ni realizarse. Ambos estaban atareados colocando la mercancía. Y se reían con ganas al leer alguno de los mensajes que luce el material que vende. En una libreta se reproduce una frase de Caetano Veloso, que dice: «De cerca, nadie es normal». En el puesto de Alba había vendedores por doquier. Una de las usuarias de la asociación de apoyo a personas con enfermedades mentales, Carmen, indicaba señalando hacia ceniceros de barro o colgantes: «Isto todo facémolo nós e axúdanos moito a saír adiante. Os fondos que xuntamos aquí son para o colectivo». Lo dicho, regalos con historias incorporadas.