El arzobispo que sigue vivo 222 años después de haberse muerto

María Hermida
MARÍA HERMIDA PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

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Además de dar nombre a una calle, no falta quien le escriba a Malvar, que dejó su impronta en puentes, carreteras y edificios

20 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El arzobispo Sebastián Malvar y Pinto, natural de Salcedo, murió en el año 1795. Pero en Pontevedra, donde da nombre a una calle, no falta quien a cada paso le recuerde. Es más, no falta quien escriba textos relacionados con él de forma permanente. Se trata de Juan José Esperón, directivo de la asociación de vecinos O Chedeiro de Cerponzóns, que cada poco saca del armario una efeméride relacionada con Malvar. Hace unos días recordó que el 18 de diciembre de 1789 le concedieron a este personaje histórico la Gran Cruz de Carlos III por hacer carreteras en Galicia por su propia cuenta. Ese aniversario y los estudios que ha ido haciendo Esperón sirven para ver qué ha sido de la huella de Malvar.

Empezamos por el asunto de las carreteras. Con aquella cruz de Carlos III se le reconocía el mérito, sobre todo, por haber aportado dinero para la construcción de la carretera de Valga a Ponte Sampaio, lo que sería una versión antiquísima de la actual N-550. La definían en el acta de homenaje no solo como la carretera más hermosa y perfecta de España, sino como la mejor de Europa. Ahí es nada. Hoy en día, con los problemas de seguridad vial que incluye en algunos puntos, es difícil imaginarse qué llevó a definirla de tal manera. Aunque en Barro, en las proximidades de Barosa, aparecía ayer un peregrino que sorteaba coches por la carretera nacional y tenía una visión optimista: «No me importa ir por el asfalto, esta carretera es muy bonita, en mi país no hay tanto verde», indicaba este hombre, de origen alemán. Si uno se queda en Barro, según apuntan distintas fuentes, hay otro lugar donde está la huella del arzobispo Malvar. Se trata de la capilla de San Antoniño, ubicada a pie de carretera y ahora cerrada al culto.

Ya llegando a Pontevedra, nueva parada. Para entender la huella del Arzobispo hay que conocer el puente que lleva su apellido, en Cerponzóns. El viaducto está en un estado de deterioro para disgusto de los vecinos. De hecho, O Chedeiro pidió en mil y una ocasiones a Fomento que eche mano de él pero no lo lograron. Dice Juan José Esperón que por ahí pasa también el antiguo Camiño Real y que Malvar tuvo mucho que ver en su traza.

El arzobispo

Ya en Pontevedra, el sitio donde el nombre del arzobispo nunca deja de pronunciarse es en la calle que da nombre, que precisamente está ubicada por donde antiguamente pasaba la carretera N-550. No es difícil encontrar a algún vecino que pueda decir algo del personaje que le da nombre al lugar. «Cómo no voy a saber que el arzobispo nació en Salcedo. Y fue bastante importante en Santiago y toda Galicia», dice una mujer entrada en años que está orgullosa de vivir en Arzobispo Malvar.