Pontevedra rinde un homenaje constitucional a los héroes de uniforme

Alfredo López Penide
lÓPEZ PENIDE PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

RAMON LEIRO

El aniversario de la Carta Magna pone el acento en Pontevedra en la lucha contra los incendios y el acoso escolar

07 dic 2017 . Actualizado a las 05:15 h.

No podía ser de otra forma. El 39 aniversario de la Constitución se conmemoró ayer en Pontevedra sin perder de vista a Cataluña y con el trasfondo de las distintas voces que abogan por su modificación. La subdelegada Ana Ortiz no obvió ambas realidades, si bien defendió que, «si ahora se quiere hacer una reforma constitucional, debe haber un consenso similar al que hubo en 1978».

«Tenemos ante nosotros un horizonte desconocido», apostilló, al tiempo que dejó claro que su deseo es «el de un país integrado en Europa, libre, soberano». Ana Ortiz se mostró convencida de que la Constitución, «de momento, goza de buena salud».

La cita de ayer no solo fue un homenaje a la Carta Magna, sino que también se rindió tributo a agentes de cuerpos policiales y militares de la Brilat, así como a distintas personalidades con la imposición de cuatro encomiendas de la Orden del Mérito Civil y media docena de cruces de la misma orden, así como nueve medallas al Mérito de Protección Civil. Estos galardones pusieron el acento en la lucha contra los incendios y el acoso escolar, pero también en actuaciones vinculadas con la seguridad vial.

Cuatro de estas medallas recayeron en otros tantos soldados de la Brilat que tomaron parte en la campaña Centinela Gallego del 2016. En el caso del cabo Luis Hermo Cintas y el soldado Rubén Casal Millos se quiso resaltar el comportamiento que mostraron el 18 de julio de aquel año cuando auxiliaron a un brigadista que sufrió un desvanecimiento en Lobios. De igual modo, otra patrulla, la compuesta por el también cabo Bruno Dacosta Díaz y el soldado Alejandro Juega Roel, fue condecorada por el papel que tuvo en el desalojo de una vivienda un mes después, el 7 de agosto, en la localidad de Parada de Ventosa.

Dos años antes, la madre de una niña de 7 años «desesperada porque no le han hecho caso en el centro escolar» se personó en el puesto de la Guardia Civil de Moaña para dar cuenta del infierno que estaba viviendo. Todo había empezado como «la típica broma que los padres no le damos importancia, que es un simple beso en el colegio». «Lo que no se está dando cuenta el niño es que lo que tenía como un juego, y el propio padre decía que ‘no es tan grave que mi hijo le dé un beso a esta niña’, provocó que la pequeña se sintiera obligada a recibir algo que no quería», explicó el guardia civil Francisco Javier Cancelas Costa.

El agente se dirigió a la Fiscalía de Menores y se requirió que la menor fuese examinada por psicólogos de la sanidad pública, los cuales vinieron a ratificar los informes que se habían realizado en al ámbito privado. Con 9 años, se logró el primero de los puntos marcado por los psicólogos: que la pequeña se cambiara de centro. «El camino es lento», reconoció Francisco Javier Cancelas. Le queda, no obstante, el consuelo de que, año y medio después de que la niña estrenara colegio, su madre se volvió a poner en contacto con la Guardia Civil para decirles que «su hija comienza a sonreír».

Y si la lucha contra el acoso es uno de los retos del instituto armado, en este caso en el marco del plan director para los centros educativos de Pontevedra, otro es la reducción de la siniestralidad viaria, una labor por la que se condecoró al capitán del subsector de Tráfico, Leovigildo Villares Yánez. De igual modo, al policía nacional Felipe Cayo García por el auxilio que, junto a una enfermera que pasaba por A Barca, prestaron a un vecino de Poio que fue atropellado este agosto.

Por radio le informaron de que la ambulancia aún tardaría tres o cuatro minutos. «Nos miramos y dijimos: no llega, no lo aguantamos». Fue entonces cuando decidió tirar de su formación previa y le consultó a la enfermera sobre la posibilidad de ponerle a la víctima una cánula de Guedel: «Si la tienes ahí, perfecto», fue su respuesta. Y así lo hicieron.

Echando la vista atrás, Felipe Cayo confiesa que lo último que supo del herido es que fue derivado a un hospital de Vigo. «Espero que esté recuperado. Si está por ahí, aprovecho para decirle que pase unas buenas Navidades».