Una sangría defensiva que no cesa

Aleixandre Méndez
Aleixandre Méndez PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

emilio moldes

Los granates solo han mantenido su puerta a cero en dos de las catorce jornadas disputadas y son el tercer equipo que más goles ha recibido del grupo

14 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Pese a la buena imagen ofrecida frente al Navalcarnero, en un partido en el que apenas concedió opciones a su rival, el Pontevedra sumó el domingo una jornada más encajando. El gol recibido en un saque de esquina, en una desafortunada acción en la que Berrocal peinó el balón en su intento de despejarlo e impidió a Edu evitar que el balón entrase en la portería, en la que fue prácticamente la única acción en la que el guardameta tuvo que intervenir, elevó a doce el número de partidos recibiendo algún tanto en los catorce disputados en liga hasta el momento.

En total, el equipo granate cuenta ya con veinte dianas en contra en lo que va de competición, lo que le convierte en el tercer peor equipo del grupo 1 de Segunda B en esta faceta. No en vano, solo el Valladolid B, colista y que ha recibido 22, y un Toledo que le antecede en la clasificación, también con 15 puntos y 23 goles encajados, empeoran sus registros. Y el dato cobra más valor si se compara con las dos temporadas anteriores, también con Luisito en el banquillo pero con unos números defensivos sensiblemente mejores.

Así, en la temporada de su retorno a Segunda B, la 2015-16, el Pontevedra contaba tras la jornada 14 con 12 goles en contra, finalizando el curso con 37. Y la campaña pasada, a estas alturas, había recibido 11, concluyendo la misma con 36. Unas cifras que, si además se tiene en cuenta que a nivel ofensivo los números son muy similares superado el primer tercio de liga, con 17 goles a favor hace dos temporadas, 19 en la pasada y 18 en la presente, permiten inferir que lo que está llevando al equipo granate a la difícil situación liguera actual está siendo, principalmente, su peor balance defensivo.

Una línea con muchos cambios

La preocupación de Luisito por la endeblez en la retaguardia ha sido uno de los aspectos centrales de su discurso tras la mayoría de partidos. Y más allá de las palabras, esta búsqueda de la solidez que todavía no ha logrado encontrar se ha reflejado en las alineaciones. De hecho, la del pasado domingo fue la enésima prueba del técnico en la presente temporada, optando por dos jugadores como Adrián León y Kevin Presa, más acostumbrados a actuar en el medio del campo, como acompañantes de Bruno en una defensa de tres centrales ante la ausencia por sanción de un fijo en esta demarcación como Goldar, dejando al único jugador específico disponible para esta tarea, Mongil, en el banquillo.

Además, a esto se sumó la salida del once de los dos laterales habituales desde la lesión de Jimmy, David Castro y Miguel Ángel, que incluso cuando el técnico optó por defensa de tres en partidos anteriores fueron los encargados de actuar como carrileros, misión que esta vez llevaron a cabo Álex González y Marcos Álvarez. Un reflejo más de que Luisito, pese a los continuos cambios que ha probado en esta línea, sigue buscando la zaga idónea que permita al Pontevedra cortar la pertinaz sangría defensiva que le está condenando a vivir en la zona de peligro de la clasificación.