De niño empresario a hombre de cine

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

cedida

De pequeño hacía negocios con sus Lego; ahora, desde Matriuska Producciones, Daniel Froiz saca adelante películas

03 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es un hombre de cine. A sus 39 años, Daniel Froiz tiene un currículo que avala perfectamente esa expresión. Trabajó primero en una productora, montó luego su propia firma, sacó adelante películas, da clases en un máster de producción audiovisual... La conversación con él podría haber empezado por ahí. Preguntándole por su trayectoria en el mundo del séptimo arte, indagando en qué es lo que hace un productor de cine, que es lo que él es. Pero no. Resulta que la charla arrancó hace cosa de un mes en México, un país al que Froiz viajó en el marco de la misión comercial del Concello de Pontevedra, con la intención de abrirle puertas a la próxima película que hará su empresa, Matriuska Producciones. Allí estaba Daniel, en medio de una feria de exposiciones con la directora del filme en cuestión, recibiendo visitas y manteniendo distintos contactos. Al preguntarle qué tal, cómo iban las cosas, la respuesta de Froiz fue la siguiente: «Bueno, tengo a mis hijos y mi mujer en Alemania... y uno de ellos es un bebé. Así que bien, pero echándoles de menos. Deseando volver a abrazarlos ya». A partir de ahí, como el profesional que es, Daniel narró cómo se estaba preparando el rodaje de ¿Qué hicimos mal? o repasó su trayectoria. Pero quedó claro que su principal película, la que le da la vida, era con el que había abierto la conversación. «Se me cae la baba», reconoció, sonrojándose.

La charla en México no dio mucho más de sí. Se retomó más tarde, vía telefónica, con Daniel ya en Alemania. Y es que él vive actualmente a medio camino entre Pontevedra, de donde es natural y donde tiene su empresa, y Múnich, donde residen su mujer e hijos. Dice al respeto que está acostumbrado a vivir con una maleta a cuestas y que concilia países con facilidad pasmosa. Y empieza hablando de cómo empezó todo. Cuando terminó secundaria y se planteó qué hacer con su vida, el cine se cruzó en sus pensamientos. «No lo tenía demasiado claro, pero me llamó la atención y me acabé marchando a estudiar a la escuela de cine de A Coruña, la verdad es que me encantó», recuerda.

Convertirse en emprendedor

Se dio cuenta pronto de que aquel era su lugar. Trabajó en la productora Faro, pasó por Voz Audiovisual y ayudó a dar vida a programas de televisión como

Chambo

y a series como

As Leis de Celavella

. Pero un día, quién sabe si mirándose al espejo, recordó que había algo que le gustaba mucho que había dejado de lado. Pensó en las muchas ocasiones en las que de pequeño había montado empresas imaginarias, como cuando cogía sus Lego, hacía construcciones y luego se convertía en el empresario que vendía y compraba todas esas casas y torres. «Creo que monté empresas desde siempre, me encantaba», dice con sonrisa. El caso es que decidió que tocaba pasar del juego a la realidad. Lanzarse a emprender. Montó junto a otras personas la productora Matriuska, que ahora comanda en solitario, de cuya factoría salieron ya títulos como

De bares

o

Las altas presiones

.

Se bromea con él sobre el dinero que debía de tener para meterse a productor. Y señala entre risas: «Se suele asociar el productor con el que tiene el dinero y no es así, el productor se encarga de conseguir recursos para un proyecto, entre otras muchas cosas. Pero también de levantar todo el proyecto, de ver cómo, cuándo y de qué manera se hace la película». Lleva nueve filmes. Está con la posproducción de La estación violenta y la preparación de ¿Qué hicimos mal?. De México se vino con un acuerdo con una firma audiovisual dispuesta a aportar 300.000 euros del presupuesto de la película.

Mientras se cocina cada película, Daniel adereza su vida laboral con más actividades, desde dar clases de español a niños en el instituto Cervantes de Múnich, algo que también le apasiona, hasta viajar a A Coruña y hacer lo propio con los alumnos del Máster de Xestión e Produción Audiovisual (MXPA) de la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre y la Universidade da Coruña. Le gusta cambiar de ocupación con cierta frecuencia. Y no le agobia tener distintos frentes laborales abiertos, aunque dice que los años le van dando calma y afán de perfeccionismo y de reparar en cada detalle. En medio de todo, siempre, su película vital; esa que ahora tiene a dos diminutos seres de carne y hueso como protagonistas.