Las clarisas dejan Pontevedra tras ocho siglos y el convento de Santa Clara queda cerrado

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Los franciscanos, que oficiaban culto en la iglesia conventual, retiraron ayer el Santísimo del templo

26 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Corrían finales del siglo XIII cuando se fundó el convento pontevedrés de Santa Clara. Concretamente, se cree que fue en 1271. Con la llegada de la orden de las clarisas, Pontevedra abrió una página de su historia que, precisamente, quedó clausurada ayer. No en vano, según indicaron distintas fuentes, ayer se desplazó a Santiago a las monjas que residían en el convento, que queda cerrado. Al parecer, la avanzada edad de las religiosas tiene que ver con este cambio de residencia, que pasarán a vivir en un convento de su misma orden en Compostela, junto con otras monjas de clausura.

Desde hace tiempo, el convento de Santa Clara apenas estaba ocupado. Al parecer, vivían únicamente en las dependencias la madre superiora, sor Sagrario, y otra hermana, sor Purificación. Asimismo, y quizás por su avanzada edad, era habitual que estuviese con ellas una monja perteneciente al convento de Santiago. Ayer recogieron sus pertenencias y se marcharon todas a la capital gallega. Distintas fuentes apuntaron a que el traslado venía gestándose desde hace tiempo, pero que, aún así, acabó cogiendo por sorpresa a todo el mundo.

Precisamente, quienes se quedaron sorprendidos fueron los frailes del convento de San Francisco, que eran los encargados de oficiar culto cada domingo en la iglesia de Santa Clara ?cabe recordar que las clarisas son una modalidad contemplativa de la orden franciscana?. Al tener noticia del traslado de las monjas, el capellán de Santa Clara se desplazó hasta la iglesia y retiró el Santísimo. Al parecer, de momento no está previsto continuar celebrando eucaristías en Santa Clara, con lo que el templo, al igual que el convento, quedaría cerrado. Aunque habrá que ver qué determinaciones toman las Clarisas y el Arzobispado.

De clausura, pero integradas

Pese a tratarse de monjas de clausura, las clarisas estaban totalmente integradas en Pontevedra. No en vano, hasta el convento acudían los novios a llevarles huevos y otras ofrendas para intentar garantizar el sol en sus bodas. Asimismo, en el año 1993, la comunidad de monjas de Santa Clara fue distinguida con el premio Ciudad de Pontevedra. Se lo concedieron, tal y como se señaló en su día, por «su significada labor en la conservación del patrimonio histórico-artístico y monumental que les fue legado, que han sabido defender más allá de sus precarias y limitadísimas posibilidades».

Además, las Clarisas supieron ver las necesidades cuando apretó la crisis. En junio del 2013 empezaron a repartir pan gratis a las personas sin recursos a través del torno del convento. Una panadería se lo donaba.