De joyas del Parque Nacional a pequeños islotes costeros

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

La ría cuenta con una gran variedad de espacios insulares, tanto de aguas interiores como ubicadas a mar abierto

12 sep 2017 . Actualizado a las 08:07 h.

Ons y Tambo son las dos islas más conocidas, pero a lo largo de la ría de Pontevedra se distribuyen varias islas e islotes menores que no son tan conocidos por el gran público, pero que complementan bien la oferta natural de sus hermanas mayores. Solo dos están protegidas por una Ley estatal y una estricta normativa autonómica, Ons y Onza junto con los islotes que las rodean, que están incluidas en el Parque Nacional Illas Atlánticas de Galicia. Este archipiélago está incluido en el municipio de Bueu y se codean en pie de igualdad con Cíes, Sálvora y Cortegada, con la curiosidad de que la principal isla buenense es la única habitada de todo el parque nacional. No es que vivan muchas personas en Ons en el invierno -sobran los dedos de una mano en épocas de temporales-, pero la identidad colectiva de los descendientes de los antiguos isleños, pervive en los lugares donde se han establecido y este espacio natural insular recupera todo su esplendor de antaño en los veranos, cuando los vecinos regresan a sus hogares históricos. Ons es también la única isla visitable y donde se puede pasar una temporada -en viviendas o en cámping-.

De todas las islas e islotes de la ría, Tambo es, después de Ons, la mayor en superficie. Aquí existió en el pasado un lazareto, que en el siglo XIX sirvió de refugio a los barcos que arribaban a Galicia para realizar la cuarentena ante posibles epidemias a bordo. Las paredes de piedra del lazareto todavía están en pie en la actualidad. Esta institución desapareció cuando se escogió San Simón, en la ría de Vigo, para suplir esta función sanitaria también en el siglo XIX. Incluida en la Escuela Naval Militar en el siglo XX, Tambo sigue estando adscrita a la Armada, pendiente de que las Administraciones civiles se pongan de acuerdo sobre qué destino ofrecerle a este enclave insular poiense.

Las restantes islas de la comarca son mucho más pequeñas. Onza no es habitable, no tiene ningún tipo de construcción y solo se puede visitar con permiso expreso del Parque Nacional. Los únicos que pueden utilizar la isla son los percebeiros, siguiendo el plan de explotación del percebe.

Más al alcance del gran público están O Santo do Mar, en la playa del mismo nombre en la parroquia marinense de Ardán, o también Outeiriño, que está unido por una lengua de arena a la playa de Espiñeiro-A Lanzada, en Sanxenxo. En esta última, un grupo de vecinos de Noalla instaló hace un año un banco de madera, para facilitar a los visitantes un lugar donde ver impresionantes puestas de sol en el mar.