Plaza de Galicia: un espacio público sin terrazas donde mandan los árboles

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

C.B.

Tranquilidad y sombra son los puntos fuertes de una zona de paso que también tiene sus usuarios habituales

30 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Es de las pocas plazas de la ciudad de Pontevedra, por no decir la única, que no está tomada por las terrazas. Para algunos esa tranquilidad es su gran atractivo junto a la sombra que dan los árboles que la delimitan. En verano, la plaza de Galicia es ese lugar de paso propicio para hacer un alto en el camino entre gestión y gestión o antes de coger un autobús en la parada situada a escasos metros. Aunque también tiene sus usuarios habituales.

Un viernes a media mañana Marián García está sentada en un banco mientras espera «una llamada importante». Cuenta que no vive en el barrio, pero afirma que acude a la plaza de vez en cuando «a tomar la sombra». «Está bien cuidada y a esta hora es fresquita», comenta. Puestos a ponerle alguna pega a este espacio, apunta que alguno de los bancos de madera «están mojados» y que estaría mejor sin tráfico alrededor.

Los árboles y las plantas mandan en la plaza de Galicia, junto a la fuente central rodeada de grandes piedras. A esas horas no brota agua, pero hay una explicación. Solo funciona de 12 a 15.30 y de 18 a 22 horas, indican desde el Concello. Los trabajos de limpieza y mantenimiento por parte de la concejalía de Parques e Xardíns son habituales. El estado general de conservación de la plaza es bueno y algún papel y botella de plástico que se encuentra es fruto de algún incívico, ya que hay papeleras en las entradas y salidas.

José Alfárez es de los asiduos de la plaza. Natural de «Ginzo de Limia», como él llama al municipio ourensano, reside desde hace años con una hija en la ciudad. Está sentado en un banco después de un pequeño paseo. A sus 90 años, se protege del sol con una gorra y va acompañado de un bastón y unos folletos publicitarios de un supermercado. Los usa para sentarse encima. A él no le molestan los coches que circulan alrededor de la plaza, pero sí los pájaros. «Dejan los bancos hechos un asco», subraya. Este hombre, para el que una parada en la plaza de Galicia forma parte de su rutina diaria, tiene una petición para el alcalde, que «es el que manda». «Yo soy muy viejo, pero Pontevedra cambió mucho en los últimos años, para mejor. Pero una cosa que falta son baños públicos y que se limpien más las aceras de cacas». Ahí queda.

La plaza es un ir y venir de gente que la cruza y atraviesa por alguno de los diez pasos de peatones que la rodean. También hay algún abuelo que juega con su nieto, y quien se salta la prohibición de perros en los jardines, visible en unas placas. El riego de esas zonas verdes hace que en algunos puntos se formen pequeños charcos en el suelo de tierra. Ir con sandalias no es lo más adecuado, pero se agradece no pisar asfalto. La cosa cambia en invierno, cuando las lluvias lo convierten en un lodazal y son muchos los que prefieren dar un rodeo para no mancharse los zapatos. La última reforma de la plaza data de 1996 y fue obra del arquitecto Sarandeses.

Fuente central rodeada de piedras. Ocupa el centro de la plaza de Galicia. Durante buena parte de la jornada no brota agua. El horario de funcionamiento es de 12 a 15.30 y de 18 a 22 horas.

Charcos de agua. El riego de los jardines hace que en algunas zonas se formen charcos de agua. En verano no es difícil salvarlos. La cosa cambia en invierno, donde se convierte en un lodazal.

Un sitio idóneo para leer. La sombra que dan los árboles convierte a la plaza en un entorno perfecto para la lectura. Es habitual ver a gente leyendo el periódico o un libro en los bancos.

Descanso tras el paseo. José Alfárez es, a sus 90 años, uno de los habituales en la plaza de Galicia. Le gusta, pero se queja de que los bancos están sucios por los excrementos de los pájaros.

Respeto a los jardines. Los jardines de la plaza de Galicia están prohibidos para los perros. La advertencia figura en unas placas a pie de árbol de la concejalía de Parques e Xardíns del Concello.

Bancos y papeleras. Conforman, junto a las farolas, el mobiliario urbano de la plaza. Los bancos, de madera, se limpian con frecuencia, pero es difícil mantenerlos en buen estado. fotos c.b.