Dos años no son nada

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral CRÓNICA

PONTEVEDRA CIUDAD

14 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ayer se cumplieron los primeros dos años del quinto mandato de Miguel Anxo Fernández Lores (BNG) en la alcaldía de Pontevedra. El 13 de junio del 2015 arrancaba una corporación en la que entraron grupos nuevos (Marea y Ciudadanos), en la que el PP cuenta con la menor representación en décadas (7 concejales) y en la que el BNG optó por gobernar en minoría en lugar de buscar una coalición de gobierno.

Muchas cosas siguen igual que entonces. Han pasado dos años, la mitad del mandato, y todavía no hay ni siquiera un acuerdo sobre el funcionamiento del pleno. Ha llegado a haber sesiones con más de veinte mociones, lo cual, y eso es lo único en lo que todos están de acuerdo, es absolutamente improductivo. Se dieron cuenta muy pronto, pero no han sido capaces en todo este tiempo de llegar a un acuerdo para limitar el número de mociones o los tiempos de intervención. Ayer mismo hubo un nuevo intento sin éxito y hoy se abordará (otra vez) el asunto en la junta de portavoces.

Pero hay más asuntos estancados. Es recurrente hablar del PXOM. El BNG, que no; el resto de grupos, que sí... y la cosa sigue igual que hace ¡28 años!, que es cuando entró en vigor el plan actual.

Es eterno, aquí y en cualquier parte, que la oposición hable de inmovilismo o de falta de transparencia, o que se lean los números de forma distinta según se gobierne o no (los que los leen, porque hay quien habla sin verlos siquiera). Es reiterado que se critique la escasa rentabilidad de los viajes para difundir el «modelo», que se cuestione la altura de los «lombos» o que se busque cualquier resquicio para tratar de erosionar al gobierno.

Pero lo cierto es que está siendo un mandato plácido para Lores. Precisamente, por la falta de contundencia y de ideas de una oposición que adolece sobre todo de conexión con los vecinos. Ya lo dijeron los ciudadanos en la última encuesta de Sondaxe, hace un mes, cuando dieron a Lores un aprobado rotundo y a la oposición un suspenso inapelable. Quedan dos años. A algunos se les acaba el tiempo.