Premiado por hacer que los textos se escriban solos

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

ramón leiro

Acaba de recibir uno de los seis galardones nacionales de la Fundación BBVA para jóvenes investigadores

31 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Alejandro Ramos Soto, de 29 años, trabaja en Santiago; tiene un contrato en el Centro Singular de Investigación en Tecnoloxías da Información (CiTiUS). Ayer, en principio, viajó a Pontevedra para una visita relámpago. Pero tuvo que prolongarla más. «La verdad es que todo el mundo quería felicitarme», señalaba con una enorme timidez inicial que enseguida pierde al contar lo contento que está. Resulta que Alejandro, que es doctor en Tecnologías de la Información, es uno de los seis galardonados nacionales con un premio de la Fundación BBVA para jóvenes investigadores, dotado con 5.000 euros. Con semejante noticia de por medio, todo el mundo quería darle la enhorabuena; desde su padre, profesor de Matemáticas y quien él cree que está detrás de su amor por las ciencias, a los maestros que le dieron clase en Las Doroteas, que ayer se mostraban orgullosos de su alumno. En medio de las felicitaciones, Alejandro explica de qué va todo lo que él hace. Lo cuenta, como es lógico, con palabras propias del campo científico. Pero enseguida adapta su lenguaje para hacerlo entendible al común de los mortales: se dedica a investigar para crear aplicaciones informáticas que permitan que, a raíz de determinados datos, como pueden ser estadísticas o gráficos, se generen textos de forma automática. Diciéndolo de una forma muy de andar por casa: hace que los ordenadores escriban solos.

Alejandro siempre fue buen estudiante. «Bueno, igual alguna vez me relajé, pero poco», confiesa. De pequeño, parecía que le atraían las letras. Escribía cuentos y devoraba libros. Recuerda que le encantaban los cuentos populares italianos de Italo Calvino, y que luego se apasionó por la ciencia ficción. Pero con once años llegó a su casa un aparato que lo cambió todo: «Tendría esa edad cuando compramos el ordenador. Y la verdad es que me aficioné totalmente a la informática. Ni siquiera jugaba en el ordenador, me dedicaba a fuchicar en todo, a tratar de ver cómo eran los programas y cómo se hacían». En el instituto -estudió en el Valle-Inclán- optó por las ciencias. Y al terminar el bachillerato, con matrícula de honor, se marchó a Santiago a estudiar, en principio Ingeniería Técnica Informática. Acabó haciendo la superior, un máster y el doctorado en Tecnologías de la Información. Se convirtió en investigador y, rodeado de sus profesores y sus compañeros, logró sacar adelante una aplicación informática llamada Galiweather, que utiliza Meteogalicia. ¿De qué va? «Es una aplicación que hace que a través de determinados datos, se generen textos de información meteorológica de forma automática. A Meteogalicia le era imposible que sus profesionales pudiesen elaborar un texto con la predicción de los 313 concellos gallegos. Con esta aplicación sí es posible, porque la redacción se genera sola con los gráficos y datos que hay», explica con soltura. Precisamente, fue esta aportación informática la que le valió el premio de la Fundación BBVA y la que le hizo publicar en alguna de las más prestigiosas revistas de ámbito científico.

Pendiente de una beca

Alejandro, de momento, tiene contrato en Santiago. Pero está con un pie en el extranjero. Mientras elabora la tesis ya hizo dos estancias en Escocia, en la Universidad de Aberdeen, donde están los mayores expertos en generación de lenguaje natural y lógica borrosa, sus dos campos de investigación. Alejandro quiere volver allí para continuar formándose y ampliando currículo. Por ello, pidió una beca de la Xunta para investigadores. «Espero que pronto se sepa si me la dan. Ojalá pase eso», indicaba. Dice también que no tiene dificultad con el inglés, puesto que completó los estudios en la Escola Oficial de Idiomas.

Si se le pide que esboce lo que quiere para sí mismo a medio o largo plazo, sonríe y dice: «De momento me veo investigando, ojalá pueda ser. Para conseguir becas importantes hay que tener currículo primero, y hay que salir al extranjero», insiste. Así que le toca cruzar los dedos para que esa beca que puede transportarle a Escocia llegue cuanto antes.

Está contratado por el centro de investigación

de tecnologías

de la USC