Un pionero en diagnosticar un caso clínico de sida en Galicia

Elena Larriba García
E. larriba PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

LETICIA TILVES

Trabajó en Medicina Interna del Hospital y puso en marcha la Unidad de Patología Infecciosa del CHOP

03 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El doctor Rafael Ojea de Castro siempre será recordado como un pionero en el diagnóstico del primer caso clínico de sida en Galicia, así como por su gran calidad humana y profesional.

Su fallecimiento se produjo el pasado 29 de abril en su domicilio familiar de la ciudad del Lérez, donde desarrolló su carrera profesional. Tenía 65 años y era natural de A Coruña. Hizo la residencia en el Hospital La Paz de Madrid y su primer destino fue en la sección de Medicina Interna del Hospital Provincial de Pontevedra. Años más tarde, en coordinación con el Hospital de Montecelo, puso en marcha la Unidad de Patología Infecciosa, abriendo un horizonte de investigación y tratamiento con nuevos fármacos para miles de pacientes afectados por el VIH.

Rafael Ojea se jubiló en diciembre del 2013 y con tal motivo fue objeto de una emotiva despedida por parte del equipo directivo del CHOP, entonces encabezado por José Manuel González, a la que se sumaron numerosos compañeros.

Su reciente fallecimiento se produjo como consecuencia de una enfermedad que sobrellevó con entereza y no le impidió disfrutar de la vida familiar. Hace una semana todavía se le pudo ver dando un paseo por las calles de Pontevedra.

Sensibilidad

Sus colegas y todo el Complejo Hospitalario Universitario de Pontevedra glosaron ayer su figura y su ejemplar labor como médico, destacando «la sensibilidad magistral con la que siempre atendió a infinidad de pacientes».

«Con todo el cariño, profundo agradecimiento y admiración», en una nota in memoria definieron al doctor Ojea como «un gran hombre de bien», que deja una impronta de sabiduría y emoción. «Nuestro gran Rafael Ojea de Castro sigue junto a cada uno de nosotros, caminando y ayudándonos con mil y una señales, mil y un detalles... Seguro que así lo desea, por y para la vida, por y para la salud», señalaron desde el CHOP.

Hace unos años, en una entrevista concedida a La Voz de Galicia, el añorado doctor denostaba con toda dureza el rechazo social a las personas con VIH positivo. Contaba que en su mesa tenía una caja de pañuelos para que sus pacientes lloraran y se desahogaran cuando se le comunicaba la enfermedad, para acto seguido insistirles en que el sida ya no era una condena a muerte.

Ojea de Castro fue incinerado hace dos días en la intimidad familiar y hoy, miércoles, se celebrará una misa funeral en su recuerdo en la iglesia de San José de Campolongo, a la que se espera la asistencia de una amplia representación de la clase médica pontevedresa.