Febrero nos maltrata

PONTEVEDRA CIUDAD

capotillo

Hace un año padecimos el incendio de La Moda Ideal y ahora los efectos de este tren de borrascas que ha dejado un reguero de daños materiales en Pontevedra y comarca

05 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Por segundo año consecutivo febrero nos trae castigos a Pontevedra. Hace un año fue el pavoroso incendio de La Moda Ideal que tanto asustó por el daño potencial que pudo acarrear en el centro histórico, nuestra principal joya urbana. Y ahora, este tren de borrascas bautizadas como Jürgen, Kurt y Leiv, cuyo paso ha dejado una cantidad de secuelas en Pontevedra y provincia que nos rememora otros adversos muy castigadores como Hortensia y Klaus que nos azotaron años atrás.

Afortunadamente, el buen titular que sí se puede extraer después del paso de este carrusel de temporales es que en la provincia de Pontevedra no han producido víctima mortal alguna. Pero la magnitud de los daños materiales ocasionados aún es pronto para atinar a evaluarlos suficientemente. Pero según el 112, la ciudad de Pontevedra ha sido de las más castigadas por este tren de borrascas.

Una vez más la naturaleza demuestra que es incontrolable. La fuerza del oleaje que ha batido nuestra costa, de las rachas de viento que nos azotaron o la intensidad de las precipitaciones caídas reivindican la suprema rebeldía de los elementos.

En esta ocasión las víctimas han sido árboles centenarios catalogados como los tres cedros del Himalaya del parque de Las Palmeras; fachadas como la que se desplomó de un inmueble de la calle Princesa; la pérdida de parte de la cubierta del puente de A Barca o los tejados levantados con insultante facilidad por los refachos huracanados que hemos soportado.

No obstante, hay una parte de las resultas que sí se podría prevenir para procurar al menos rebajar los daños que se producen. Resulta increíble que siendo Galicia territorio habitual de grandes adversos meteorológicos, aún tengamos que padecer severas deficiencias en servicios básicos. Me parece inaceptable que en pleno siglo XXI este tren de borrascas hayan dejado a 55.000 familias, más de 100.000 usuarios, con cortes de suministro eléctrico que se prologan por horas y hasta días. En la provincia de Pontevedra hasta ayer sábado, había casi 23.000 afectados que seguían si luz.

Ocurre reiteradamente. Ya sea con vientos huracanados pero también con borrascas de chichinabo. Pasa por una deficiente red de alta y media sin que la principal suministradora y sus competidoras demuestren una adecuada capacidad de respuesta y ni asomo de sentido del ridículo. Los obscenos beneficios que obtienen Gas Natural-Fenosa, Iberdrola y demás operadores junto con la insultante soberbia que demuestran con las tarifas disparadas que nos han venido aplicando en estas últimas semanas, obligan a estas compañías a disponer de alternativas rápidas para subsanar los apagones en mucho menos tiempo.

Del mismo modo me pasma que Renfe y ADIF carezcan de los equipos de pronta respuesta necesarios para despejar los tramos de vías que resulten afectados por la caída de ramas y árboles sobre la catenaria, máxime si hablamos de que los trazados más afectados resultan ser aquellos que presentan los mayores ritmos de circulación y, por tanto, los que tienen más clientela.

Excelencia de los Bomberos

Con ocasión de este tren de borrascas -como hace un año con el incendio en los Soportales- hemos vuelto a acreditar la capacidad de respuesta de la plantilla del Parque de Bomberos a pesar del escaso número de efectivos con que cuentan.

Ante todo, la actuación ha sido ahora como hace un año tan profesional como para evitar que tuviéramos que hablar de alguna tragedia con víctimas mortales. Hace doce meses las opiniones de los entendidos coincidieron en reivindicar que las decisiones adoptadas fueron las correctas con los medios y efectivos que pudieron disponer. Tanto para preservar vidas humanas como para evitar la propagación de las llamas en las manzanas contiguas a la directamente afectada. La decisión de atacar el fuego desde la parte del inmueble tocante con la calle Michelena se ha explicado como la más apropiada para evitar tal propagación, así como por tratarse además de la más habitada.

«Buenas sensaciones»

Al menos las últimas horas nos han dejado las «buenas sensaciones» que alcalde de Pontevedra y presidente de la Xunta de Galicia trasladaban ante los medios como titular resumen de su encuentro institucional del viernes.

Ya se sabe que «obras son amores y no buenas razones», pero las conclusiones adquiridas fomentan una razonable esperanza. Se desprende de las palabras de Miguel Fernández Lores quien, normalmente, no suele regalar lisonjas y menos a sus adversarios políticos. Pero si el regidor pontevedrés declara como hizo que salió «tranquilizado», realmente los acuerdos merecen crédito.

De todos los temas abordados es, sin duda, la construcción del Gran Montecelo el principal y más ambicioso proyecto. Tanto por coste (entre 100 y 140 millones) hasta por la trascendencia social, ya que beneficiará a los miles de usuarios del área sanitaria norte de la provincia, hasta ahora huérfana de mejoras en el ámbito hospitalario, a diferencia de Vigo, Lugo o Santiago.

El principal reto que tienen ante sí Lores y Feijoo es tirar de sus respectivas Administraciones para que los intersticios de la burocracia no atasquen la tramitación del proyecto y sea cierto que a finales del 2018 se licita la ampliación de Montecelo.