Dos años de cárcel por la muerte de un anciano a golpes en el asilo

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Donato Dacosta Vareiro llegó ayer a un acuerdo con la Fiscalía y la acusación

19 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Le propinó varios puñetazos en la cabeza a su compañero de habitación en el asilo de Caldas y, unos días después, este fallecía en el Hospital Montecelo de Pontevedra. Ocurrió a principios del 2014 y ayer, casi tres años después de haber ocurrido estos hechos, Donato Dacosta Vareiro, de 68 años y nacionalidad portuguesa, aceptó una pena de dos años de prisión por un delito de homicidio imprudente, así como asumió abonar veinte mil euros de indemnización a cada uno de los dos hijos de la víctima.

Esta sentencia, que fue declarada firme, fue consecuencia de un acuerdo entre la defensa del acusado, la Fiscalía y la abogada que representa los intereses de los allegados de Jesús Cajaraville Chico, quien tenía 75 años en el momento de morir. De este modo, el ministerio público accedió a rebajar su petición inicial de tres años de cárcel, al tiempo que retiró el pago de indemnizaciones a los nietos de la víctima.

Al término de la breve vista oral, el magistrado del Penal número dos de Pontevedra precisó que la posible suspensión de la pena y, consiguientemente, el evitar el internamiento en un centro penitenciario estará sujeta al pago total o parcial de la responsabilidad civil. Añadió que en la ejecución del fallo se establecerán unos plazos para acometer estos pagos, al tiempo que recordó al acusado que ya no tendrá que personarse en sede judicial los días 1 y 15 de cada mes.

Lo que no varió ni un ápice el ministerio público fue el relato de lo que ocurrió la madrugada del 28 de febrero del 2014 cuando Donato Dacosta agredió a su compañero de habitación consciente de que padecía graves patologías físicas que le hacían especialmente vulnerable a los golpes y sin importarle el resultado que tal acometida podía tener sobre la víctima, a la que le habían diagnosticado demencia.

Una de las incógnitas no desveladas es el trasfondo de la agresión mortal. Si ayer nada trascendió, en el escrito del fiscal solo se alude a «motivos no suficientemente aclarados».

El ministerio público, en su escrito de acusación, matiza que los puñetazos alcanzaron a Jesús Cajaraville en el entorno del pabellón auricular derecho. Como consecuencia de los mismos, inicialmente el fallecido sufrió una gran tumefacción que terminó derivando en un hematoma subdural resultante de lo que los forenses calificaron como un traumatismo craneal.

De este modo, apenas tres días después, el 3 de marzo, el fallecido era trasladado de urgencia a Montecelo con un cuadro de «compresión de centros neurológicos vitales, que es una consecuencia secundaria de la hemorragia intracraneal», apunta el fiscal. Explica que «la entidad de esta se vio notablemente favorecida por la atrofia cerebral de base que padecía». Pasadas las siete de la mañana del día siguiente, Jesús Cajaraville fallecía.