Carpinteras con madera de cineastas

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

ramón leiro

Alumnos del módulo de carpintería de un colectivo de personas con discapacidad intelectual graban un cortometraje

08 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Lo tengo chupado». La que habla así es Anabel. Ella, vecina de Cangas, le quitaba importancia ayer al trabajo que le habían encomendado. «Es que es facilísimo, me sale de maravilla», insistía. Oyéndola hablar, uno podía pensar que se trataba de una actividad del montón, de algo que hace todos los días. Pero no. Anabel, en realidad y aunque para ella fuese pan comido, vivía ayer un día muy especial. Resulta que ella y sus compañeros de la Asociación XXIII, un colectivo de personas con discapacidad intelectual, llevan tiempo metidos a cineastas. Parieron un cortometraje del principio al fin. Desde imaginarse la historia a ponerla sobre un guion, planificar el rodaje o pensar cómo dirigir la película. Y, ayer, después de muchas horas de trabajo, les tocó vivir en sus carnes ese momento mágico que llega después del «un, dos tres, cámara, acción». Se fueron de rodaje. Grabaron en Cangas, en su centro, a pie de monte y también en el museo Masó de Bueu. Y fue, además de chupado, como dijo Anabel, «maravilloso», según el director del filme.

La historia del cortometraje de Anabel y sus compañeros viene de lejos. Resulta que la organización del FIC Bueu, el conocido festival de cortometrajes buenense, decidió hace tiempo que el cine puede y debe ser una gran herramienta de inclusión social. Y se puso manos a la obra para lograrlo. Así fue cómo el FIC decidió que su director, Manuel Pena, coordinase un taller del séptimo arte con los usuarios del centro de atención a la discapacidad intelectual Xoán XXIII de Cangas. Dice Pena que la actividad fue muy positiva, sobre todo, por la ilusión con la que se lo tomaron los participantes. Todos juntos parieron una bonita historia: la de unos investigadores sagaces cuyo trabajo les lleva del museo Massó de Bueu a la Cidade da Cultura de Santiago, donde también grabarán, o al propio centro Xoán XXIII de Cangas.

Luego, tocó repartir tareas y que las personas con discapacidad intelectual se convirtiesen en técnicos. A Anabel le tocó ser cámara. Y su compañera Ana es la encargada del maquillaje, el vestuario y la peluquería. Ambas contaban ayer que habitualmente son alumnas del módulo de carpintería. Y que les encanta «dar vida a la madera». ¿Cómo se ven en esto del cine? «A mí me parece complicado, sobre todo el maquillaje, son muchas cosas de las que hay que acordarse. Pero igual en el futuro sí que me podría dedicar a esto. De momento, me quedo con la carpintería, que me encanta, trabajar la madera es precioso», señalaba Ana. Anabel, mientras, insistía en que a ella lo de rodar le pareció fácil pero que «también prefiero la carpintería, porque ya tengo más controlado todo».

De Serramoura a Bueu

Ambas tenían ganas de que quienes hablasen de su película, que por cierto se llama

Megalópolis

, fuesen el director del filme, Manuel Pena, y los actores. Y es que para dar vida a esos investigadores se pidió la colaboración de dos rostros conocidos del panorama audiovisual gallego, Mónica Camaño, que acaba de participar en la grabación de episodios de

Serramoura

y tiene un premio María Casares por el espectáculo

Emigrados

, y Fran Paredes, también actor de

Serramoura

o intérprete en películas como

Heroína

o

Unha muller invisible

son los protagonistas, de forma altruista, de

Megalópolis

.

En el parón de mediodía del rodaje, tras una mañana intensa, Mónica estaba realmente sorprendida y emocionada. «Paréceme un proxecto fantástico. Cando mo propuxeron xa aceptei encantada porque xusto estes días podía facelo. Pero agora estou aínda máis contenta, é algo moi gratificante e que se fai cunha ilusión tremenda». Su emoción iba pareja a la que destilaba el director. Manuel enfatizaba: «Estamos moi contentos, é incrible a ilusión que teñen todos e como nola transmiten ao resto».

Manuel, que andaba apurado para que la comida no se retrasase y la grabación pudiese retomarse rápidamente, no lo contó pero el cortometraje se va a poder ver en la próxima edición del FIC Bueu, que será en el mes de septiembre. Hasta entonces, se seguirá apostando por el cine como herramienta de inclusión. Por ejemplo, haciendo proyecciones para niños ingresados en el hospital Álvaro Cunqueiro.

El FIC Bueu se encarga de que el cine sirva como herramienta de inclusión social