«Díaz Pardo, que foi un anxo, levoume a outro»

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

La escritora de Tomeza Loli Beloso aúna cultura, ciencia y solidaridad para luchar contra el cáncer

07 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La obra «humana» de Isaac Díaz Pardo (1920-2012) está en el origen de todo. Lo cuenta Loli Beloso Neira mientras comparte un agua en el Café Moderno de Pontevedra. Esta escritora afincada en Tomeza desde los once meses, aunque natural de Vedra (A Coruña), decidió donar los beneficios de sus libros a la investigación científica del cáncer en Galicia. Y lo hace por la huella imborrable que Díaz Pardo dejó en ella. «Era unha persoa marabillosa que sempre pensaba nos demais e foi moi maltratado. Escribín un libro sobre Díaz Pardo porque me din conta de que había moita xente, incluso mozos universitarios, que non o coñecían e iso non se pode consentir», subraya. Recuerda que cuando lo echaron de la empresa ella recogió firmas y se sorprendió de lo desconocida que era su figura. «E iso que foi un gran pintor e ilustrador, pero tamén inventor, químico, arquitecto e xornalista».

Lo dice como es Loli. Con la fuerza de los sentimientos, pero sin levantar la voz. «Aos nenos se lles fala de Picasso, Miró ou Dalí, pero nada dos nosos, de Díaz Pardo ou de Luís Seoane», insiste. Ella, que escribe desde pequeña, quiso aunar cultura y ciencia para la lucha contra la «epidemia» del cáncer. Inicialmente había pensado enviar los fondos recaudados a la Universidad de Pamplona, hasta que cambió de idea y decidió, casi por casualidad, que se quedaran en su tierra. «Díaz Pardo, que foi un anxo, levoume a outro Anxo». Se refiere a Ángel Carracedo, una referencia internacional en el campo de la investigación y director de la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica. Así nacía tiempo después la primera fiesta de la investigación, que tuvo lugar en el Centro Social de Lusquiños, en Tomeza, el pasado 10 de septiembre.

Una iniciativa que tuvo continuidad el 19 de noviembre en Salcedo, en una fiesta benéfica que se convirtió también en un homenaje a Xosé Neira Vilas, «que foi coma o meu pai». Loli, que agradece el apoyo de las asociaciones de la parroquia y del Concello de Pontevedra en ese acto, desvela que se recaudaron 4.000 euros para la fundación de Carracedo. «Carracedo é un dos mellores investigadores do mundo, el doa parte do seu salario... O que pasa é que neste país non hai cultura de investigación».

Una tía de Loli, su madre adoptiva, tuvo un cáncer de mama cuando ella tenía 16 años. «Ela salvouse, pero teño familiares e amigos con cancro. ¿Quen non ten a alguén? A investigación é un ben para todos», remacha.

¿Y cómo empezó la pasión de Loli, que trabaja en un centro hospitalario de la ciudad y también es ama de casa, por la escritura? Ella dice que escribe «desde pequena». «Crieime en Tomeza cos meus tíos. Canto tiña 5 anos morreu o meu papá adoptivo, como eu lle chamaba. Daquela as escolas das aldeas eran moi precarias e fun ao colexio a Pontevedra», explica. Loli Beloso deja claro que en el Álvarez Limeses la privaron de su lengua materna. «Eu escribía no patio, ao lado dunha roseira. Escribía ao meu papá adoptivo e lle preguntaba cando ía volver». Era su silenciosa forma de rebelarse.

A través de la literatura llegó, ya de mayor, a Neiras Vilas y a Díaz Pardo. «Eles valoraron a miña escritura». Apostó por la literatura infantil. «Os nenos son coma esponxas, e eu escribín sobre Díaz Pardo ou Neira Vilas para que os leven ata aos seus amigos e os seus pais».

Inspiración nocturna

Loli añora más calma en la vida actual. «Boto de menos as xuntanzas cos veciños ao redor da lareira, hoxe vai todo moi rápido, é puro e duro consumismo». Ella es de las que se inspiran en esa calma de la noche en casa. «As veces esperto ás dúas ou tres da mañá e escribo ata as seis. Lémbrame a roseira do Álvarez Limeses», ríe. A pesar de las nuevas tecnologías sigue escribiendo a mano con un bolígrafo. Está trabajando en una nueva obra. No da muchas pistas más allá de que es un libro para niños más pequeños, de 10 años, y que llevará ilustraciones de Irene Silva, una artista de Baiona.