La familia Supertramp ya pedaleó 3.000 kilómetros

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

cedida

Óscar Barreiro y Susana Míguez, acompañados de sus hijos de 6 y 2 años, recorren Europa en «trike». Emprendieron el viaje en julio y prevén estar en ruta un año. Ya recorrieron España, Francia e Italia, y en breve cruzarán en ferri a Grecia

14 nov 2016 . Actualizado a las 07:56 h.

«Somos felices». Así resumen su viaje los pontevedreses Óscar Barreiro y Susana Míguez, que hace cuatro meses emprendieron la aventura de sus vidas: recorrer Europa durante un año en bicicleta reclinada o «trike», y en compañía de sus hijos, Lucía y Darío, de 6 y 2 años respectivamente. Se hacen llamar la familia Supertramp, su particular homenaje a la película Hacia tierras salvajes, basada en la historia real de un hombre que lo abandonó todo para disfrutar una vida alternativa en contacto con la naturaleza, en libertad.

Salieron de Pontevedra el 9 de julio y ahora mismo están en Bríndisi, al sur de Italia. Han sido unos 3.000 kilómetros, más o menos una tercera parte del viaje previsto. «Vamos despacio, sin prisa», apuntan en una conversación por WhatsApp.

Llevan ya unos días en Bríndisi y pretenden quedarse allí por lo menos un mes. «Estamos descansando -continúan- y haciendo tiempo para evitar el frío del invierno cuando nos dirijamos hacia Centroeuropa». La idea es cruzar a mediados de diciembre en ferri hacia Grecia para después emprender el viaje de vuelta a casa cruzando Bulgaria, Austria, Holanda, Bélgica, Francia y de nuevo España. Pero estos días que están recuperando fuerzas en Bríndisi no se dedican a la vida contemplativa. Aprovechan para colaborar como voluntarios en una organización social de la localidad.

Atrás han quedado los primeros 3.000 kilómetros de su aventuras, que darían para escribir varios libros y que de momento van resumiendo a través de su página de Facebook y de su web www.familiasupertamp.com. Óscar y Susana recuerdan, por ejemplo, que a los pocos días de partir, cuando si siquiera habían abandonado Galicia, ya no sabían ni en qué día vivían. Esa era la sensación de libertad, de vivir al día, que buscaban .

Otra enseñanza que también adquirieron muy pronto fue la de desprenderse de cosas que tal vez no eran tan necesarias. Se dieron cuenta del exceso de peso para hacer una ruta tranquila, especialmente en las subidas, y fueron aliviando sus equipajes de cosas que antes de partir se antojaban fundamentales, pero ya en marcha se descubrían como prescindibles.

También sufrieron alguna que otra avería en las bicicletas -alguna de ellas de cierta gravedad-, y padecieron una pájara subiendo un puerto en León que les llevó a pedir ayuda para que les remolcasen.

En estos cuatro meses apenas han tenido incidentes desagradables. Solo tienen buenas palabras para la generosidad de las personas que se han ido encontrando. Salieron de España haciendo a la inversa el Camino de Santiago, y eso les granjeó muchísimas amistades con peregrinos con los que se cruzaban, y que les ofrecieron sus viviendas cuando les toque visitar sus países. Aunque en la mayor parte de las ocasiones montan sus tiendas de campaña para pasar la noche, aprovechan esas invitaciones, y también la generosidad de la comunidad Warmshower, que es una red intercambio de alojamiento entre cicloturistas.

¿Y cómo lo llevan los niños?, se les pregunta. «De maravilla, han madurado bastante. Están aprendiendo muchísimo de todo lo que están viendo, y también algo de francés e italiano». Sobre todo quien está absorbiéndolo todo es Lucía, que a sus seis años es una esponja de conocimiento. «Todo le llama la atención. Los paisajes, la geografía, la naturaleza, las diferentes formas de construir casas, las desembocaduras de los ríos en el mar... Todo». Incluso en la Costa Azul tuvo ocasión de ver flamencos, su animal favorito. También cumple con sus deberes, ya que sigue a distancia, segundo curso de Primaria. Una tutora la pone tareas a través de una plataforma web. Pero los padres se quedan con las enseñanzas de estar en ruta.

Ellos saben que este viaje marcará a sus hijos y a ellos mismos. Les quedan por delante muchos meses antes de regresara casa y ponerse a planificar la siguiente aventura de la familia Supertramp.