«No es mi presidente»

PONTEVEDRA CIUDAD

Drew Angerer AFP

Pontevedreses emigrados a los Estados Unidos temen que Donald Trump llegue a aplicar las políticas retrógradas contra los extranjeros residentes en ese país

15 nov 2016 . Actualizado a las 15:44 h.

«Incertidumbre», «miedo», «ansiedad» son algunas de las palabras más reiteradas por pontevedreses residentes en los Estados Unidos de América para reflejar sus estados de ánimo con la inesperada victoria electoral de Donald J. Trump. Los mensajes que esos compatriotas que viven y trabajan en Estados Unidos nos vienen trasladando por redes sociales han virado desde la estupefacción inicial hasta la preocupación expectante con la que aguardan los primeros gestos del candidato electo que jurará la presidencia el próximo 20 de enero. Entretanto, la inquietud de muchos de ellos está abonada por el discurso con el que Trump ha reclutado el voto de 60 millones de norteamericanos. Un cóctel inquietante de patrioterismo, xenofobia, desprecio a las minorías, rabioso machismo y populismo antisistema que, por cierto, resulta intragable viniendo de un multimillonario que es parte del stablishment. Precisamente esa contradicción también fundamenta una cierta esperanza: que una vez que Trump se siente en el despacho oval, empezará a aflojar y muchas de sus promesas electorales quedarán solo en eso.

«Obamacare» y el muro

La doctora María José Julios Costa nos trasladaba por redes sociales la preocupación de cuantos trabajan en el sistema sanitario norteamericano ante el tijeretazo que Trump dijo en campaña que le iba a dar al llamado popularmente Obamacare, es decir, la ley que ha permitido el acceso a una asistencia hospitalaria para millones de personas, muchas en riesgo de exclusión social.

Nieta e hija de emigrantes pontevedreses procedentes de Gondomar que se asentaron en Uruguay, la doctora Julios Costa completó su formación universitaria en los Estados Unidos; trabajó primeramente en Filadelfia y actualmente en Boston, como especialista en neuropsiquiatría. Entre sus compañeros y compañeras del Hospital de Harvard se extiende el temor a un severo retroceso en los derechos sociales. Aunque la dirección del hospital les envió el miércoles un email a todos los trabajadores indicándoles que «sea quien sea el presidente de la Nación, tenemos la obligación y el honor de tratar a gente de toda raza, color, religión y condición» lo que la doctora Julios Costa consideraba “reconfortante” y que “siga pensando que por cosas buenas como esa, merezca la pena haber venido a USA».

Por datos de la red consular, en Estados Unidos residen legalmente algo más de 600.000 españoles, de los que 17.600 son gallegos y en concreto hay algo más de 4.000 pontevedreses, según el censo de electores ausentes que maneja el Instituto Nacional de Estadística.

Construcción, nicho de negocio

Miguel Borrageiros Parracho es uno de ellos. Grovense asentado en Estados Unidos desde años como contratista de obras. El sector de la construcción ha sido tradicionalmente uno de los nichos de negocio de numerosos pontevedreses que decidieron hacer las Américas.

En su caso, la principal preocupación con la llegada de Trump a la presidencia tiene que ver con las plantillas de trabajadores que maneja, pues los inmigrantes ilegales suelen constituir la mano de obra más habitual en este gremio. Él tiene a «cinco mexicanos que carecen de papeles de residencia y que como 11 millones de latinos que están ilegales en el país, aguardaban llegar a obtenerlos si hubiera ganado Hillary Clinton quien prometió políticas de regularización», dice.

«Con Trump en la Casa Blanca y su promesa de construir un muro que deberán pagar los mejicanos para evitar que pasen la frontera, esta gente tiene mucho miedo a ser deportados», comenta.

Como dijo Marcos Roel, presidente de la Casa de Galicia en New York, hijo de emigrantes pontevedreses procedentes de Tomiño, la llegada de Trump compendia «lo peor que cabe esperar para nosotros en economía, inmigración y políticas sociales». Dedicado al negocio turístico, Roel pronostica que conllevará «retroceder medio siglo cuando la mayoría blanca gobernaba de espaldas a la realidad». Ese temor ha cristalizado en el lema «No es mi presidente», que ya se ha convertido en viral frente al Yes we Trump.

El tuit de MR

Aunque no todos los pontevedreses parecen temer lo que depare Trump. Mariano Rajoy se ha venido de fin de semana. Segunda escapada desde la investidura. En la anterior, aprovechando el puente de Todos los Santos, anduvo madurando los nombramientos de ministros. En esta ocasión, de nuevo combina Sanxenxo y las caminatas por la Ruta da Pedra e da Auga, con la excepción de un acto oficial, la toma de posesión de Alberto Núñez Feijoo.

Antes de venirse, Rajoy fue de los primeros gobernantes europeos en felicitar al vencedor de las elecciones USA. En un tuit que colgó el 9 de noviembre a las nueve y cuarto de la mañana saludaba la victoria del candidato republicano con este mensaje: «Mi enhorabuena a Donald Trump por su victoria. Seguiremos trabajando para reforzar la relación que nos une a EE.UU., socio indispensable. MR».

Más allá de las obligadas formas que impone la diplomacia, ni Rajoy ni el Gobierno español parecen sorprendidos de la victoria de Trump. ¿Quizás por que algunas de las políticas que propone el americano ya se han aplicado en España? Véanse las concertinas en la valla de Melilla; el apoyo de Rajoy a las deportaciones de miles de sirios que decidió la UE, o lo que opina nuestro paisano sobre el cambio climático.