Pan de Lugo, sidra de Estrada y fruta deshidratada de A Coruña para promover una dieta sana

C. G. B. PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Capotillo

Cuarenta pontevedreses se abastecen quincenalmente de productos llegados de las huertas y lugares de origen de los productos a través de la asociación A Gradicela

16 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ramón Carmelo y Paulo Fontán se dieron cuenta durante un obradoiro de agricultura ecológica de que comer sano y natural no es tan complicado. Tampoco tan fácil. Por eso, tras tener una idea clara de lo que querían, crearon una asociación. Gracias a ella, unos cuarenta pontevedreses se abastecen quincenalmente de productos llegados directamente de las huertas y lugares de origen de los productos que encargan. Tramitan únicamente productos frescos y envasados que sigan las reglas del comercio justo. Café, cacao y azúcar, por ejemplo, son accesibles y cuenta con la garantía de proceder de un mercado en el que se beneficia más al productor que al distribuidor o a otras cadenas de mando multinacionales.

A Gradicela no es una tienda. Tampoco un colectivo que se limite a proveer de productos ecológicos a sus socios. El espíritu de la agrupación radica en promover y fomentar la «educación, formación e información en consumo responsable, economía social e solidaria, agroecoloxía e medio ambiente». Desde abajo y hacia todas partes. Precisamente por eso buscan la participación activa de todos sus socios, para que cada uno se involucre en una parte concreta del proceso: administración, distribución, pedidos o incluso redes sociales. Cualquier aportación es bienvenida. También por eso el colectivo introduce una curiosidad: un período de seis meses de prueba para que los socios decidan si quieren pasar a formar parte activa o no.

La económica es la única que está limitada. Para poder hacer frente a los gastos de alquiler del local social, que comparten con la asociación Boa Vida, los socios pagan cincuenta a euros al año. Además, al precio de cada pedido suman un 5 % si se trata de productos frescos y un 15 % si son envasados. El incremento sobre el precio va destinado a cubrir los gastos de pedido y de transporte.

Cada quince días los miembros de A Gradicela reciben un formulario con el catálogo de alimentos disponibles. Dependen, principalmente, de la temporada, y los socios pueden acogerse a dos modalidades de solicitud: por cesta (6 euros la pequeña y entre 10 y 12 la grande, más el 5 % para la asociación), en cuyo caso son los productores quienes deciden qué incluyen; o a granel, es decir, piden una cantidad concreta de cada uno de los productos que necesitan.

 Desde Palas a Forcarei, pasando por Zaragoza, aportan su especialidad

Verduras sí, y hortalizas también, pero la dieta que promueve A Gradicela no se limita a los productos frescos que proceden de la huerta. Desde O Páramo, en Lugo, llega el pan y las harinas ecológicas y artesanas; de A Coruña, la fruta deshidratada; de A Estrada, la sidra; las infusiones y las especias, de Palas de Rei; las algas de Pazos Borbén; y el yogur y el queso de cabra son fabricados en Pontevedra. La carne, aunque procede de Santiago de Compostela, se compra en uno de los puestos especializados de la Praza de Abastos; los licores viajan desde Forcarei, y el tofu, también de Palas de Rei.