Blanco a 400 metros de distancia

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Hace cinco años, un equipo de tiradores de la Brilat abatió al cabecilla que lideraba los ataques de la insurgencia contra las tropas gallegas desplegadas en Afganistán

16 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Son la élite entre la élite a la hora de empuñar un arma de fuego en el Ejército español. Rechazan el término francotirador. Ellos son, llanamente, tiradores de precisión. Cada brigada del Ejército cuenta con estas unidades, compuestas por o tres militares. La Brilat no es una excepción y entre sus filas se encuentra el equipo que abatió, hace ahora cinco años, al que por entonces era el caudillo que lideraba los ataques de la insurgencia contra las tropas desplegadas en suelo afgano.

Eran las once y media de la mañana cuando un patrulla conjunta formada por militares de la brigada pontevedresa y del Ejército de este país lanzó una operación de reconocimiento en las proximidades de una de las bases avanzadas de combate que por aquella época mantenía España en Ludina. Cuando este contingente atravesaba una vaguada al suroeste de la base se empezaron a escuchar los primeros disparos. Las tropas de ISAF, soldados de la Brilat y afganos, respondieron.

En esas estaban, cuando un equipo de tiradores conformado por dos cabos primero observó como dos talibanes a bordo de una motocicleta trataban de ganar una zona elevada mientras dirigían fuego de lanzagranadas sobre la patrulla hispano-afgana. A pesar de la distancia, más de cuatrocientos metros, los militares pontevedreses respondieron al intercambio de disparos, abatiendo a uno de los insurgentes, mientras el otro emprendía la huida a la carrera.

Esta muerte provocó que buena parte de los atacantes dirigiesen su mirada hacia el binomio. Los dos militares, sometidos a continuos disparos de armas automáticas, tuvieron que buscar refugio en una posición cubierta.

Tras noventa minutos de combate, a la una de la tarde, los insurgentes abandonaron la zona dejando atrás el cuerpo sin vida del mullah Rashid. A su lado, un lanzagranadas, un fusil con varios cargadores y la motocicleta, efectos que fueron recuperados por el personal de la brigada y que hoy suelen exhibirse en algunas exposiciones.

Pero, ¿quién era este cabecilla talibán? Por aquel entonces, en Defensa se le consideraba como «uno de los principales líderes de la insurgencia en Badghis» y, por tanto, responsable de diseñar buena parte de los ataque que habían sufrido las tropas desplegadas en la base Bernardo de Gálvez. Era el jefe de una de las cédulas del distrito talibán de Sang Atesh, precisan desde la Brilat.

Las fuentes consultadas dejaron claro que, a diferencia de lo que muestran las películas, los tiradores de precisión españoles suelen emplearse como avanzadilla en labores de información o para inutilizar determinadas instalaciones, por ejemplo, de comunicación. «El resto son películas», apunta un soldado.