El gran monumento de Pontevedra se quita «arrugas»

Serxio Barral Álvarez
Serxio Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Punto final a las labores de limpieza y conservación de las fachadas principal y norte, las más expuestas por su orientación a las inclemencias meteorológicas

02 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Como alguien que se hace mayor y se somete a un tratamiento para eliminar algunas arrugas y recuperar frescor aunque sin perder prestancia, la basílica de Santa María, el principal monumento de Pontevedra, acaba de ser sometida a un intenso trabajo de limpieza y conservación de sus dos fachadas que por su orientación están más expuestas al azote del viento y presentaban un mayor número de patologías: la principal y la norte. En total, los tratamientos afectaron a algo más de mil metros cuadrados de superficie vertical -incluidos los vericuetos de la labra de la fachada principal, la que da a las escaleras de Arzobispo Malvar- y, según el arquitecto que dirigió la obra, José Luís Quintela, se centraron en tres aspectos: suprimir la abundante vegetación, en muchos casos enraizada en las juntas de la cantería de piedra, y grandes superficies de musgo que afectaban a las fachadas; eliminar importantes manchas negras de humedad; y limpieza de gran parte de las juntas de las piedras que estaban en mal estado, reponiéndolas con mortero de cal y evitando así la entrada de humedad al interior del templo. A mayores, también se limpió con éxito un grafiti que afeaba la fachada norte.

La ejecución de las obras, en cuya financiación colaboró el Concello de Pontevedra, incluyeron un elemento novedoso en lo que se refiere a monumentos religiosos en Galicia: la utilización de alpinistas que se descolgaron de la fachada para proceder a los trabajos más delicados. Esto evitó que el monumento tuviera que quedar oculto por andamios durante los meses que duró la rehabilitación.

«Es una técnica de trabajo que siendo habitual en otros lugares, como el mismísimo Vaticano, nunca se había llevado a cabo en Galicia», explicó Quintela, que destacó que todas las intervenciones se hicieron bajo los criterios y las pautas marcadas por la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural.

«Lo que se ha hecho en Santa María es un trabajo de conservación y lavado de cara -insistió el arquitecto-, pero siempre manteniendo el monumento y la pátina de la piedra y del envejecimiento provocado por todos los años que tiene la basílica».

Los trabajos de mejora en el patrimonio no han finalizado. Ahora mismo se está trabajando en la renovación de la cubierta de la casa parroquial, y está en marcha una búsqueda de donativos para renovar dos campanas de la capilla de San Roque.