A pesar de que la jornada de ayer empezó pasada por agua la actividad no se vio alterada
18 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.En Galicia no siempre llueve. Y por si alguien tenía alguna duda, lo que llevamos de verano las ha despejado todas. Pero durante el verano tampoco hace siempre sol. El agua tenía que llegar tarde o temprano y en la mañana de ayer Pontevedra amanecía bajo la lluvia. Sin embargo, este no fue un motivo para que el centro estuviese desierto o los turistas dejasen de lado sus planes para visitar la ciudad del Lérez. Las calles se veían mojadas, sí, pero también llenas.
Muchos se plantaban en pleno centro dispuestos a tomar un vino bajo el toldo de alguna terraza, convencidos de que la lluvia no les aguaría la fiesta. Los viandantes que abarrotaban Pontevedra se equipaban con paraguas, alguno que otro con chubasquero o gabardina, e incluso había quien tiraba de botas, pero nadie se echaba atrás por culpa de la lluvia. Las temperaturas suaves invitaban a salir a la calle y la actividad propia de la semana grande de fiestas no se detenía, con actuaciones musicales que recorrían las plazas del centro histórico.
Los pasacalles animaban el ambiente, que parecía menos húmedo al ritmo de Gaiteiros das Rías Baixas o de la charanga OT. Los músicos desfilaban por el centro de la ciudad, parándose a cada poco para deleite de ciudadanos y visitantes, entre los que algunos incluso se animaba a moverse alegremente siguiendo la música y encantados con el espectáculo.
Los turistas, dispuestos a conocer los principales monumentos de la ciudad, recorrían Pontevedra paraguas en mano, elemento que añadían al ya imprescindible kit de mochila, callejero y guía turística. Era el caso de Gorka e Irati, una joven pareja llegada desde Bilbao. «Hubiésemos preferido un poco de sol, pero la temperatura está bien y es mejor que haga malo hoy, que queremos visitar la ciudad, y no un día que pensamos ir a la playa», comentaba ella mientras se dirigen a las recientemente abiertas Ruinas de Santo Domingo.
Alicia y Javier, que visitan la ciudad acompañados de sus dos hijos, lo tienen claro: «Nos da igual la lluvia. Así es precioso. Hemos venido a conocer Galicia, y esto también es Galicia». La ciudad con lluvia tiene para ellos más encanto y les aporta algo nuevo que no pueden vivir en su Zaragoza de origen. «A mi me hace gracia que llueva, y los niños han conocido esta lluvia fina que en Zaragoza no tenemos», aseguraba Alicia divertida.
Pero llegó el sol
Por suerte para los que no se encontraban cómodos bajo la tan característica poalla, pasado el mediodía la lluvia empezaba a arremeter poco a poco mientras la niebla desaparecía, y para primera hora de la tarde el sol ya brillaba entre las nubes. El tiempo volvía a la tranquilidad y el movimiento de la ciudad continuaba sin descanso. Nuevos pasacalles, teatro en la plaza del Teucro, conciertos, verbena... Pontevedra mantuvo el ritmo en un día más de festejos sin desilusionar a nadie.
El día de hoy será más tranquila meteorológicamente hablando. Una jornada de transición en la que no se esperan precipitaciones, aunque es posible que aparezcan nieblas y nubes, sobre todo a medida que se vaya acercando la noche. Esto se debe a que se espera un nuevo frente en la madrugada de mañana, que traerá una jornada similar a la de ayer, con lluvias leves durante la mañana y cielos más despejados durante la tarde.
Sin duda, tampoco el tiempo será capaz de frenar a la Boa Vila mañana. Previsiblemente, las fiestas continuarán sin bajar el ritmo, mientras la ciudad calienta motores para un último fin de semana de las Festas da Peregrina durante el que brillará el sol y las temperaturas continuarán siendo agradables.