Las normas también son para los ciclistas

LA SEMANA DE EUGENIO GIRáLDEZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Capotillo

El cumplimiento del Reglamento de Circulación incumbe a todos los vehículos, incluidas bicicletas y los excesos deben ser sancionados

10 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La reciente multa a un ciclista por circular en sentido contrario por la calle Oliva ha reavivado el debate, un tanto aletargado, sobre la difícil convivencia de bicicletas y automóviles en el tráfico urbano de esta capital. Cuestión que no debe solaparse con la innegociable seguridad de los ciclistas que, como ocurre en las vías interurbanas, han sufrido numerosas como innecesarias muertes para que se asuma la necesidad de observar la distancia de adelantamiento y demás recomendaciones.

Pontevedra es una urbe que ha adquirido un rango especial y mundialmente reconocido en cuanto al calmado del tráfico, dando la prioridad al peatón sobre los vehículos. La evolución del modelo de ciudad ha propiciado que junto al disfrute de la ciudad caminando, se espoleasen otros modos y de manera particular, las bicicletas. Pero Pontevedra dista muchísimo de ser Ámsterdam o Copenhague por más que algunos colectivos de aficionados nos quieran convencer de lo contrario. La experiencia fallida del Pillabici es un buen ejemplo de la falta de una conciencia extendida entre la ciudadanía como, en cambio, ocurre en la capital danesa donde la mitad de la población va a trabajar en bici.

Es verdad que para quienes son entusiastas, tenemos una ciudad que incita a usar la bici. Solo es exigible que se haga con la necesaria prudencia y observancia del Reglamento de Circulación que incumbe a todos los vehículos. También a las bicicletas.

El caso del ciclista que acaba de ser sancionado por la Policía Municipal por circular a contramano por la calle Oliva es relevante por la escasez de este tipo de multas. Pero no debería ser así ya que se no se trata de una excepcionalidad. Ocurre muy a menudo, tanto en esa como en otras calles de esta capital donde los ciclistas circulan por dirección contraria y por el medio de la calzada sin respeto alguno a las señales ni al resto de los usuarios de la vía. Y cuando esos ciclistas temerarios no pedalean por el medio de la calle, lo hacen por la acera poniendo en riesgo a los peatones. Sé que muchos pontevedreses se sienten identificados con la misma sensación de pasmo y cabreo que a mí me ha asaltado al padecer comportamientos de ciertos ciclistas tan inconscientes como peligrosos.

¿Será la solución habilitar carriles bici en calles como La Oliva, Rosalía de Castro, Riestra, Santa Clara y otras dónde menudean esas maniobras temerarias?

Hay colectivos como Pedaladas y Masa Crítica que entienden que sí. Pero son sabedores de que hoy por hoy, contravendría el Reglamento de Circulación lo que constituiría una flagrante ilegalidad y un agravio comparativo al resto de los usuarios de las vías que el Concello no se puede permitir. Pero además creo que estos colectivos que tanto vienen haciendo por propagar el respeto a los ciclistas, se hacen un flaco favor prestando amparo a quienes merecen ser multados más asiduamente por actuaciones tan peligrosas.

Por otro lado, tengo serias dudas de que las reformas urbanas practicadas en esas calles permitan habilitar semejantes carriles especiales, salvo que se acometan nuevas obras que aminorarían aceras en detrimento de los peatones. Y aunque se creen esos carriles bici ¿qué garantía habrá de un uso habitual y adecuado cuando en la ciudad ya tenemos ejemplos de lo contrario como en el caso del existente en el tramo de la calle Loureiro Crespo, frente al Hospital Provincial?

Sinceramente: ¿no resultaría más lógico y más barato para el erario público que los ciclistas se adapten a la misma normativa que el resto del tráfico rodado? ¿Es tan terrible que deban circular por las mismas direcciones que los automóviles para acceder al polígono de Campolongo o a la plaza de San José?

Excelente pregonero

La elección de Rodrigo Cota como pregonero de las Fiestas de la Peregrina 2016 me congratula como colega profesional y me ilusiona como ciudadano expectante pues aventura un pregón ingenioso. Si hay algo seguro es que el bueno de Rodrigo no permitirá que se caiga en el tedio escuchándole cuando se halle en la balconada del Pazo Mugartegui.

Hace unos años que nos conocimos personalmente y nos guardamos una mutua consideración profesional. Me parece un tipo muy interesante. Parapetado tras una vis divertida gracias a ese punto de genialidad inconformista y contracorriente que, seguramente, salvaguarda a quien intenta, con todo fundamento, preservar su mundo personal de invasores externos. Rodrigo es un analista sagaz, con principios y convicciones, algo que resulta muy de agradecer en tiempos de seguidismos y papanatismos. Por eso anuncia que dedicará unos cuantos párrafos de su pregón a los tiempos tan duros que corren para cuantos nos dedicamos a trabajar en los medios de comunicación en condiciones tan complicadas como las actuales.

Me agrada, asimismo, que haya anunciado que intentará ser el «digno representante de todos cuántos no merecen ser pregoneros» pues, de este modo, muchos, a buen seguro, nos vamos a sentir plenamente identificados y resarcidos con su espíritu irónico.

Después de que Pontevedra rindiese homenaje a un campeonísimo como Javi Gómez Noya, pregonero en 2015, me alegro sobremanera, querido Rodrigo, de que tu elección encarne un reconocimiento al viejo oficio que ambos practicamos y amamos.