De barrio más nuevo de Pontevedra a espacio desatendido

Lars Christian Casares Berg
christian casares PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

La urbanización tiene atractivo y cuenta con áreas verdes y sendas privilegiadas, pero con escaso mantenimiento

11 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Al igual que la urbanización de Tafisa, a Valdecorvos llegaron mucho antes las calles y los bancos que los vecinos. Ahora, con la reciente entrega de las llaves a un buen numero de inquilinos que disfrutan de las viviendas sociales construidas en un entorno privilegiado y adjudicadas a precios preferentes atendiendo al perfil socioeconómico de los demandantes, al fin el barrio tiene vida. Pero los vehículos aparcados en sus calles, los balcones a los que asoma la vida de un barrio incipiente y los paseos de sus vecinos por la zona contrastan con el abandono de muchos de sus espacios comunes.

En las aceras crecen hierbajos, y aunque los ajardinamientos centrales de las vías están bastante bien mantenidos, no ocurre lo mismo con algunas glorietas, que se han convertido en una especie de selva. El sendero central de la urbanización, un plácido paseo paralelo a un riachuelo que acaba desembocando en el río Lérez, que fue acondicionado con accesos de madera, barandillas a juego, iluminación, bancos y papeleras, carece ahora de mantenimiento para que esté en condiciones óptimas.

La maleza amenaza incluso algunas escaleras de acceso, las papeleras han sido víctimas en ocasiones del vandalismo y el trazado de tierra ha sido castigado por los rigores de las lluvias del invierno y la primavera, lo que obliga a vigilar dónde se ponen los pies a cada paso y hurtando así buena parte del relax que busca el caminante en el paseo.

El Concello de Pontevedra no pudo dar licencia de primera ocupación a los edificios de vivienda protegida promovidos por el Instituto Galego de Vivenda e Solo en el polígono de Valdecorvos hace ahora casi un año porque existían «deficiencias» tanto en los propios inmuebles como en el proyecto de la urbanización. De hecho, ya entonces, el Ayuntamiento alertó de que a las carencias en las construcciones, que afectaban sobre todo al número de plazas de aparcamiento, se sumaban otras deficiencias en el proyecto de urbanización, que afectaban precisamente a zonas verdes y aceras.

El propio Ayuntamiento cuenta también con suelo en el nuevo barrio. Posee unos trece mil metros cuadrados edificables, de los que algo más de nueve mil estaban reservados para construir un nuevo colegio, ante las expectativas de crecimiento del barrio, pero la Xunta frenó el proyecto, amparándose en que no existe demanda para un nuevo centro.

Hay todavía en Valdecorvos suelo municipal para edificar unas 120 viviendas de protección, aunque no hay proyectos en marcha todavía. Con todo, a la espera de que el barrio crezca, sus inquilinos actuales lidian con un cierto abandono, a pesar de que se trata del barrio más reciente y joven de la ciudad de Pontevedra.

Accesos invadidos. La hierba crece en algunas de las escalinatas que conectan peatonalmente zonas del barrio. La combinación de falta de uso y mantenimiento hace que luzcan así.

Aceras y hierbajos. En algunas aceras está proliferando el crecimiento de vegetación. El Concello ya alertó a la Xunta, que hizo la urbanización, de deficiencias en aceras y zonas verdes.

Sin mantenimiento. Pese a que el barrio cuenta con una senda peatonal paralela a un riachuelo agradable, con iluminación y mobiliario urbano, la falta de mantenimiento hace que desluzca.

Ante los pastos, cabras. Esta curiosa imagen de una cabra no es difícil de ver, con el animal pastando incluso en las zonas verdes del barrio, dada la altura de la vegetación.

Olvidadas. Así lucen algunas de las glorietas de la urbanización, con escaso mantenimiento y prácticamente olvidadas desde su construcción, como evidencia el tamaño de la vegetación.

Vallas tiradas. En la zona hay vallas tiradas que, por su estado, parecen haber llevado tiempo allí, sin cumplir ya la función de evitar un peligro, sino más bien todo lo contrario. fotos ramón leiro