El Teucro dice «hasta luego» a Asobal con una victoria

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

CAPOTILLO

Los azules dedican su triunfo ante el Huesca a una afición escasa pero entregada que los apoyó hasta el final

04 jun 2016 . Actualizado a las 22:01 h.

Incluso al tiempo tuvo que hacer frente el Teucro para despedirse temporalmente de Asobal con una victoria. Con más de veinte grados en el exterior y un sol que invitaba a escapar de cualquier lugar que no estuviera directamente bañado por el mar, a las cinco y media de la tarde Pontevedra solo se sabía habitada por las escasas mesas de terrazas que retenían a los pontevedreses que por alguna razón no estaban en algún lugar de playa. Competía además el último partido de liga del equipo azul con otro de esos acontecimientos deportivos que atraen aficionados de cualquier disciplina, la Gladiator Race. Por si fuera poco, no se jugaban nada, y muchos de los socios preferían no ser testigos directos de la despedida que llevará al club de vuelta a la División de Honor Plata, esa de la que saltó hace ahora apenas un año. El cuadro técnico y directivo, consciente de todas estas peculiaridades, aprovechó para agradecerle a la afición su fidelidad y constancia con antelación.

Las gradas presentaban un aspecto tan desolador como el ánimo del cuadro de Quique Domínguez. Sabían que no iban a poder hacer mucho para contener a un Bada Huesca que llegaba al pabellón municipal de Pontevedra con una misión: asegurarse un octavo puesto que le permita incorporarse una ronda más tarde a la Copa del Rey la próxima temporada. Tenían algo por lo que pelear. Para los azules era una cuestión de dignidad y orgullo, pero el escaso público que sacrificó su momento de terraceo para ir a agradecerles los esfuerzos hechos durante los últimos nueve meses tampoco les exigía nada.

Conocedores de a quién se enfrentaban, los rojos salieron a la cancha con motivación suficiente para no dejarse vencer por los colistas de Asobal. Hicieron bien. Sin llegar a confiarse solo lograron sacar una renta máxima de tres puntos a los locales (7-10). Les costó dieciséis minutos. Eso fue toda la superioridad que lograron mostrar en el primer tiempo.

El Teucro quería irse de Asobal por la puerta grande y se resistió a permitirles mantener esa distancia. Comenzó a recortarla sin tregua hasta que logró ponerse por delante del Huesca en el marcador apenas cinco minutos después (13-12). A pesar de perder fuelle y energía, los rojos consiguieron llegar al descanso dos goles por encima de los azules.

Para la afición

Les costó casi una tercera parte del segundo tiempo ponerse a la altura de los visitantes en el marcador pero, una vez cogieron carrerilla, se lanzaron los pontevedreses a aumentar la ventaja. Dos tantos más a su favor (24-22) lo certificaban en el minuto diez. Ni siquiera el tiempo muerto solicitado por los visitantes segundos después logró distraer a los teucristas, que continuaron el partido donde lo habían dejado. Pero mejorado: dos paradas y un gol sacaban de su letargo al pabellón, que ya no fue capaz de volver a dormirse lo que quedó de encuentro. Al contrario: la energía azul volvió a contagiar por unos minutos a la ciudad del Lérez, regalándole una ventaja casi permanente de cuatro puntos sobre el rival que logró reducir a dos por momentos. Fue la que el equipo ofreció a una afición escasa pero entregada con el pitido que anunciaba una tregua en Asobal para el Teucro, que solo quiere que le guarden el sitio hasta el año que viene.