La agonía del mercado continúa

Eugenio Giráldez
EUGENIO GIRáLDEZ PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

r. leiro

García Legísima debe adoptar medidas urgentes para evitar la acumulación de pérdidas económicas y la estampa de bancadas vacías en un espacio tan emblemático

05 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Renovarse o morir es el aserto que de nuevo urge aplicar si el Concello de Pontevedra desea evitar la muerte del mercado de abastos. La larga agonía de la plaza continúa. Los síntomas son indiscutibles y la necesidad de un tratamiento de emergencia, evidente. La próxima semana se anuncia una reunión de Vicente García Legísima, concejal delegado de mercados, con las asociaciones de placeras para debatir sobre un ramillete de medidas de choque para esquivar la pérdida de todo un símbolo del centro histórico.

Hay datos contumaces: de los 367 puestos de venta totales que están registrados en la plaza, aún persisten casi 100 vacantes. Desde el último proceso de concurso y adjudicación de nuevos puestos realizado en el año 2014, no se ha mejorado un ápice. Se constata que abrir un puesto de venta en la plaza de abastos no constituye una alternativa atractiva para quienes pretendan emprender un negocio por una serie de razones.

Una de ellas es de índole administrativa, al exigirse a los aspirantes que concurran por una concesión a 25 años que, como admite García Legísima, «non está axeitada aos tempos actuais». De ahí que el edil anunciase que propondrá a los usuarios de la plaza la opción de alquilar bancadas por un plazo de tiempo a debatir. Hablaba de dos o tres años, y después dar la opción al arrendado de optar a una concesión para seguir con el puesto.

Me parece una iniciativa interesante, aunque recomendaría al concejal que valore si la inversión económica a realizar por los posibles interesados para emprender sus negocios en el mercado central se amortizará en dos o tres años como plantea Legísima. Quizá sea necesario ampliar ese plazo, pues al fin y al cabo se ayuda a evitar el actual vacío en tantos metros cuadrados. Pero además serán necesarias otras medidas de acompañamiento.

Icono del casco viejo

Hace casi trece años que el viejo edificio de la calle Sierra se reformó por completo, bajo la dirección de César Portela y con la ayuda económica de los fondos europeos que llegaron a través del Plan Urban. La rehabilitación integral del inmueble incluyó un aparcamiento subterráneo de dos plantas que eliminaba una de las supuestas cortapisas que antes había para no ir. El proyecto consagró al mercado como icono del casco.

Sin embargo, la actividad ha seguido decayendo, como reflejan las pérdidas anuales que produce la plaza de abastos, que ya superan el cuarto de millón de euros en cada ejercicio. Durante la anterior legislatura municipal, se encargó una auditoría técnica con un resultado concluyente: el mercado tiene que funcionar con la mentalidad comercial del siglo XXI, algo de lo que sigue estando muy lejos.

No solo en cuestión de horarios, que necesariamente han de ser de mañana y tarde. También se adolece de una mejor y más higiénica presentación de los artículos, etiquetado, información sobre el origen y trazabilidad de las materias primas y otros aspectos formales que resultan relativamente sencillos de asumir pero cruciales en estos días.

La imitación de ejemplos de superación también es otro camino. El mercado de San Miguel en Madrid, La Boquería en Barcelona o si prefieren más cercanos como la plaza de abastos de Santiago, que apostaron por la restauración, el ocio y las ferias, son referencias válidas. Pontevedra podría disponer de un nuevo centro de ocio y entretenimiento con una materia prima de inmejorable calidad.

En la pública también hay clases

Supongo que César Pérez Ares, jefe territorial de la Consellería de Educación, ya tiene sobre su mesa para urgente análisis y adopción de medidas, los inquietantes resultados que arroja la comparativa de aprobados entre los institutos públicos. Subrayo institutos públicos; no se habla de comparar con centros privados ni concertados, que suelen tener mayor cuota de éxito académico. No solo habrá que pensar en fracaso escolar; también en términos de fracaso del profesorado a la hora de captar y enseñar al alumnado.

El viernes, La Voz publicó un informe de María Hermida que con datos oficiales de los propios centros públicos, evidenciaba las enormes diferencias en porcentaje de aprobados entre alumnos de institutos como el IES de Fontenla en Poio (casi 91 aprobados por cada 100 alumnos de Bachillerato) frente al IES Illa de Tambo de Marín (con 50 suspensos por cada 100 estudiantes). Estas diferencias tan abultadas se dan entre institutos de la capital. El IES Valle Inclán está actualmente a la cabeza con 80 aprobados por cada 100 estudiantes, mientras el IES Luís Seoane de Monteporreiro presenta un nivel de fracaso preocupante, con solo 40 aprobados por cada cien alumnos.

No piensen que se trata de una ensalada de cifras sin más. Esos chicos que no han aprobado el Bachillerato se encuentran imposibilitados para presentarse ahora a la selectividad. Y es sabido que quienes concurren y superan con mejor nota esa criba, tendrán más opciones de elegir aquella carrera que deseaban. Y si está inquietante tendencia persiste para el próximo curso y la LOMCE sigue en vigor, ya veremos que consecuencias reporta.