Los teléfonos públicos sobreviven sin apenas uso en la ciudad

Lars Christian Casares Berg
ch. casares PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Pontevedra mantiene algo más de una treintena de cabinas telefónicas en su casco urbano de dos compañías diferentes

10 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Han sido un recurso cinematográfico de primer orden, hasta dar nombre a toda una película. Pero las cabinas de teléfono han pasado de moda. La irrupción de los teléfonos móviles las ha hecho prácticamente desaparecer de las calles. Si un cineasta pretendiese hacer valer el recurso de las cabinas de la mano de la Pontevedra Film Commission, el departamento que facilita la grabación de audiovisuales en la ciudad, por ejemplo, haciendo bailar a un personaje al son de las llamadas de un secuestrador de cabina en cabina por la ciudad de Pontevedra, podría hacerlo en 28 ocasiones solo en las de Telefónica. Ese es el número exacto de cabinas que quedan en el casco urbano de Pontevedra de la compañía, a las que hay que sumar las de R, menos numerosas, pero mejor conservadas.

De una u otra empresa, muchas han perdido su función primigenia y han devenido en soporte publicitario. A la publicidad oficial que albergan los modelos de Telefónica se le han sumado multitud de cartelería no oficial. Proliferan especialmente en estas últimas por un aparente menor mantenimiento que las de R, la otra compañía que ha instalado cabinas telefónicas en algunas de las calles y plazas de la ciudad, en ocasiones a no muchos metros de las de Telefónica.

Las de R son las que están mejor adaptadas, además, para el uso por parte de alguien que, por ejemplo, se desplace en silla de ruedas, al tener el teléfono más bajo y ser más accesible la propia cabina por su diseño. Con todo, la limpieza no es el fuerte de estas instalaciones que han tenido que reinventarse en la época de los teléfonos móviles para atraer a alguien que no sea un desfavorecido que se acerque al cajetín a probar suerte y ver si alguien se ha dejado la vuelta. Se puede utilizar la tarjeta de crédito para pagar y enviar faxes o SMS, además de recargar el móvil prepago. Quizá sea esta la función más demandada, ahora que los cíberes y locutorios -lugares antes también templos de la recarga del móvil- han ido desapareciendo paulatinamente de las calles de la ciudad. Las cabinas, aliadas pues, de su peor enemigo, el móvil. Porque los servicios de fax o SMS apenas tienen clientela dada la proliferación de la mensajería instantánea gratuita con el móvil y el desuso del fax.

A pesar de su escaso uso, no está en los planes de las compañías retirarlas. Se trata de una inversión realizada hace años y que apenas tiene coste de mantenimiento. Telefónica emplea en la conservación de las de toda España apenas millón y medio de euros al año. De hecho, muchas de las de la ciudad no han sido repuestas una vez dañadas o eliminadas. Es el caso del modelo de cabina con doble teléfono, uno por cada lado, que, en muchos casos ya solo presentan un aparato y el hueco en el otro.

Mensajería y recarga de móviles. Las cabinas que se mantienen en la ciudad tratan de mantener la rentabilidad ofreciendo servicios de mensajería o la recarga de saldo de móvil.

Accesibles en silla de ruedas. Las cabinas de teléfono de la compañía R, minoritarias en la ciudad, están diseñadas para facilitar el uso desde una silla de ruedas.

Simple soporte. Algunas cabinas dobles, diseñadas con un teléfono por cada lado, han perdido uno de ellos y solo ha quedado el soporte, como esta de Eduardo Pondal.

Cartelería no oficial. El escaso mantenimiento de las cabinas las ha convertido en un soporte de cartelería ajena a la publicidad de las propias compañías, como se ve en la imagen.

¿Exceso o falta de oferta? Aunque el número de cabinas en la ciudad es escaso, en algunos lugares, como la plaza de Galicia, hay de las dos compañías a escasos metros.

Como papeleras o buzones. Forman parte del paisaje urbano, como las papeleras o los buzones. Sin apenas uso, las cabinas se mantienen, según las compañías, que no tienen pensado retirarlas.