Un kilómetro de bosque de ribera a un paso de la ciudad

Lars Christian Casares Berg
ch. casares PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

El paseo de la margen derecha del río que se ampliará antes del verano hasta Bora es un oasis natural a las puertas del centro

07 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A lo largo de apenas un kilómetro y medio se pueden observar desde una cascada de agua, los restos de un balneario y un espacio natural que, por sus singularidades, está incluido en la Red Natura 2000, una red europea de lugares protegidos para mantener su biodiversidad. Porque a las puertas de la ciudad hay eso y más. Es la senda del río Lérez, por la margen derecha del cauce, que ahora se extiende desde la Illa das Esculturas río arriba y que antes del verano será ampliada para llegar hasta Bora, tal y como anunció el gobierno local esta semana.

En las riberas del río Lérez crece un bosque singular, ya que solo se nutre de las aguas del río y deja de existir allí donde estas no llegan. Es por ello un bosque alargado y poco ancho, siguiendo el cauce del río. El ambiente sombrío que le caracteriza tanto en verano como en primavera se deja notar nada más adentrarse en la senda. Porque quizá sean los tramos más cercanos a al campus los más conocidos, pero también los menos singulares.

 

Paisaje modificado

Es ahí donde el caminante se encuentra un paisaje más modificado por el hombre, con los puentes, muros que constriñen por momentos el sendero y también embarcaderos en proceso de deterioro acelerado.

Pero conforme se avanza río arriba se puede apreciar cómo el bosque ribereño se cierra sobre el caminante. Esta antigua senda de pescadores ahora reconvertida en paseo fluvial sin mucha más intervención que el desbroce de la vegetación permite ver toda la variedad de árboles típicos del cauce como los sauces, alisos, abedules...

Diversos postes a lo largo del cauce permiten conocer algo más acerca de la fauna que se localiza en este encantador entorno. Aunque será difícil ver a los mustélidos que conviven en el río, sí se informa de que en él nadan tanto la lutra, autóctona, como el visón americano, una especie invasora tan fuerte y resistente que ha llegado incluso a establecer colonias en las islas Cíes. Salmones y otras especies nadan también en el río.

 

Calzado adecuado

Sobre el estado del sendero desde el que se pude ver todo esto -es cierto que los mustélidos, tal y como se advierte en los carteles, es más fácil ver solo las huellas de sus pisadas-, hay algunas zonas en las que el camino forestal se vuelve más eso que una senda peatonal. Pequeños arroyos y desagües naturales cruzan la senda, incluso en días soleados, y complican su paso si no se dispone de un calzado adecuado.

La tierra del sendero se vuelve barro con la consiguiente dificultad para cruzar. Ya se advierte al inicio del camino que el sendero no es apto para bicicletas en algunos tramos. Eso sí, si se consigue completar, esperan al caminante zonas de un atractivo natural incuestionable: pequeñas playas fluviales y saltos de agua enmarcados en una vegetación que modula la temperatura primaveral y estival.

 

Illa das Esculturas. Al pie del Campus, desde la Illa das Esculturas, ya se nota en parte la vegetación típica del río, pero no es hasta más arriba cuando empieza a manifestarse continua.

 

Todavía un camino. El primer tramo de la senda es quizá el menos atractivo, con el trazado todavía propio de un camino y sin apenas vegetación de abrigo en sus márgenes.

 

Estrechamiento. Antes de abandonar el primer tramo, donde está más presente la influencia del hombre, con muros y puentes, el camino se constriñe por la presencia de un muro.

 

Semiabandono. El embarcadero que da servicio a pie del monasterio de Lérez está deteriorado y semiabandonado, con vegetación creciendo en su entrada y muchas tablas rotas.

 

Río arriba. Es río arriba cuando el sendero se adentra en el bosque. Por momentos, los cauces naturales hacia el río provocan que la senda se convierta en un barrizal.

 

Más camino que senda. En los carteles que informan sobre el espacio natural del Lérez ya se advierte que el sendero no es apto para bicicletas en algunos tramos. Sobre todo en la parte alta.