La quinceañera de los mortales de oro que no quería un tutú

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Melania, ayer, en el Concello, con sus compañeros de club tras ser recibida por las autoridades.
Melania, ayer, en el Concello, con sus compañeros de club tras ser recibida por las autoridades. r. leiro

Melania Rodríguez, campeona de Europa júnior de gimnasia en doble minitramp, empezó haciendo ballet

21 nov 2021 . Actualizado a las 18:08 h.

Para vivir, ahora ya prefiere Madrid. Se mudó hace cinco años, con apenas 10, para poder continuar su carrera profesional como gimnasta artística. En Pontevedra no había instalaciones con calidad para seguir subiendo peldaños. Con ella se fueron su madre y su hermano mayor. Ahora, viene a Pontevedra casi todos los fines de semana para poder entrenar en condiciones. Lo hace en A Xunqueira, porque la sala que utiliza en la capital entre semana tiene una cama elástica de una calidad inferior a la que hay en la ciudad del Lérez. Además, los techos son muy bajos y se da en la cabeza si salta con un poco de altura. Por eso no duda en responder que la del Lérez, su ciudad natal, es también a la que quiere dedicar sus horas de entrenamiento. Si llega el viernes, empieza ya por la tarde con tres horas y sigue el sábado en sesiones de mañana y tarde. El domingo, no; se lo toma relajado, y se entrega a ello solo media jornada.

Melania comenzó su vida deportiva con un tutú. «De pequeña era muy hiperactiva y me apuntaron a ballet, pero la profesora dijo que no, que a ballet no, y que mejor a gimnasia», recuerda. Tenía 5 años, pero ya supo que la danza era demasiado tranquila para ella. No duró ni un año. Probaron entonces con el trampolín gimnástico, y la pequeña quedó prendada. Fue mejorando su técnica hasta el punto de contagiar a su hermano mayor, que ahora, con 21, tiene un club en el que es entrenador de esta disciplina en Madrid.

Dinamarca y Bulgaria

Ya con miras al futuro, la entonces preadolescente aparcó el trampolín para dedicarse a la gimnasia artística, en la que compitió en los Juegos Mediterráneos del 2014 -donde quedó tercera- y en los mundiales de Dinamarca -también tercera- y Bulgaria -quinta-. Pero no terminaba de hacerle hervir la sangre, y en enero del año pasado volvió a consagrarse a su club y su deporte de origen. Desde entonces los éxitos no han hecho más que sucederse, y el último la ha traído de vuelta a la ciudad del Lérez con la medalla de oro en la modalidad doble minitramp júnior.

Dice que no es de libertad de lo que tiene sensación mientras se encuentra en el trampolín o en la cama elástica haciendo saltos. «Tienes que estar concentrada en la técnica», advierte. ¿Es entonces más una cuestión de cabeza o de corazón? «Tiene que gustarte, pero lo más importante es la técnica», señala la joven. Tampoco es capaz de definir lo que le enamoró de un deporte tan exigente.

Ni adónde le va a llevar su futuro. Sabe que quiere que su vida esté relacionada con la gimnasia, y le gustaría ser entrenadora. U osteópata, para ayudar a los deportistas. Aún es pronto y ella, todavía joven. Tanto que, aunque sueña con ir a unos Juegos Olímpicos, aún lo ve lejano. «Ya no te queda mucho», escucha, y mira con cara de haber hecho las cuentas muchas veces para responder: «Bueno, solo tengo 15 años».